Egipto ya defendía el medio ambiente en tiempos de los faraones, según revelan sus textos sagrados e inscripciones pétreas. En aquellos tiempos ya tomaban iniciativas para proteger el río Nilo y el Mar Rojo y realizaban construcciones e inventos para afrontar los cambios del clima y las inundaciones.

“Los antiguos egipcios fueron los primeros ecologistas de la historia, lo cual se reflejaba, entre otras cosas, en su alimentación, que incluía un pan ecológico moreno similar al pan integral de la actualidad”, según explica Hamdi Zaki, exconsejero de Turismo de Egipto para América Latina, Estados Unidos, España y Portugal.

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Según los historiadores, la relación de Egipto con la protección del medio ambiente no se limita a la actualidad, sino que data de tiempos inmemoriales y este país africano ya defendía el medio ambiente en tiempos de los faraones, hace más de 4 mil años.

Desde la Antigüedad los egipcios procuraban proteger el planeta, la vida y sus recursos naturales, según asegura el egiptólogo Hamdi Zaki. “De hecho, los antiguos egipcios, es decir, la civilización del Antiguo Egipto, podrían considerarse como los primeros ecologistas de la historia”.

Por ejemplo, “conocían más de cuarenta tipos de pan, algunos de los cuales eran ecológicos: panes morenos, iguales al pan integral de hoy en día”, señala.

Añade que en la tumba del faraón Ramsés II se ven relieves que cuentan que una parte de la paga que se daba a los obreros consistía en unas cuantas barras de pan, un alimento de gran importancia para ellos.

Alimentación ecológica

Para esta civilización también era muy importante la leche natural. Esto se hace evidente, según Saki, en antiguas esculturas egipcias como las que representan a la diosa Isis, amamantando a su bebé Horus, y a un faraón, tomando la leche directamente del seno de la vaca Hathor, diosa de la alegría, la maternidad y el amor.

Explica que alrededor del 1540 antes de Cristo (a. C.) uno de los textos del Libro de los Muertos del Antiguo Egipto exponía unas confesiones que hacía el difunto para defenderse ante el juicio final del dios Osiris. Decía: “Yo no maté a nadie, yo no ensucié las aguas del Nilo, entre otros méritos que esgrimía en su defensa”.

En un relieve aún más antiguo (año 2340 a. C) en la tumba del canciller Mirarukka (Mereruka), situada en Sakkara (Saqqara) y de la época del faraón Teti, se ven pescadores egipcios devolviendo peces pequeños al Nilo y construyendo redes con agujeros grandes para permitir la devolución de los peces pequeños, y pescar solo los más grandes.

Hamdi Zaki destaca que en el Antiguo Egipto, “el amor a los animales también se ve demostrado en otro relieve en esa misma ‘mastaba’ (tumba monumental), donde se muestra a varios veterinarios operando a un animal”.

“Además, muchos animales eran sagrados e intocables, como el halcón, el toro, el carnero, el león, el cocodrilo, el gato, el ibis, el escarabajo, el hipopótamo, el babuino, la vaca, el buitre, la cobra y el gato entre otros”, señala este egiptólogo.

Para Zaki muchos egipcios de hoy en día “consideran que deberíamos aprender mucho de nuestros antepasados, quienes cuidaban el Nilo mejor que en la actualidad, sin contar con los medios modernos de que hoy se dispone”.

Recursos naturales

Los antepasados de los actuales egipcios, también cuidaban las riquezas y los corales del Mar Rojo.

Para afrontar las malas consecuencias del cambio del clima, los egipcios habían inventado el Nilómetro, denominación de una serie de construcciones escalonadas o pozos, con distintos diseños, destinadas a medir el nivel de las aguas del río Nilo, estando una de más famosas situadas en la villa agrícola de Kom Ombo.

El Nilómetro servía “para calcular bien la fecha y el modo de preparar la tierra y de sembrar la cosecha, como se destaca en un relieve en el templo de Kom Ombo, que representa el calendario egipcio más antiguo, donde se demuestra que conocían las estaciones del año”, de acuerdo a Zaki.

Añade que para los antiguos egipcios, “que habían inventado los días del año que eran 365, solo existían tres estaciones, ya que en su calendario no se incluía el otoño”.

Todos estos avances de aquellos tiempos eran “para organizarse para el posible cambio del clima o las inundaciones, para las cuales habían construido además las primeras presas de la Historia y también los canales de riego. De igual forma almacenaban los granos que abundaban durante los denominados ´siete años de bienestar` para que les sirvieran a lo largo de los ´siete años de sequía`”, concluye.