Pensar de manera cerrada y limitante, “Es como estar atrapado en una jaula mental que nos impide disfrutar de la vida y las oportunidades que nos ofrece”, según un psicólogo que explica cómo podemos eliminar aquellos barrotes que solo existen en nuestra imaginación.
Sacar conclusiones y tomar decisiones cuando no nos encontramos bien; generalizar; pensar muy rápido; razonar de manera superficial; no confiar en nosotros mismos ni en nuestras posibilidades; dar importancia a lo que es irrelevante; y creernos todo aquello que pensamos, son algunos de los principales errores de pensamiento en los que incurrimos con más frecuencia, según el psicólogo Tomás Navarro.
Lee también: El polvo del Sahara pinta el cielo de Atenas de color naranja
Sin embargo, si tuviera que elegir cuál es el error de pensamiento que está más generalizado, Navarro señala a EFE que este error consiste en “autolimitar mentalmente nuestras alternativas en la vida”.
Los errores de pensamientos son modos de pensar erróneos o sesgados, que nos llevan a interpretar la realidad de modo distorsionado, lo que por lo general nos causa problemas, nos genera conflictos y limita nuestra vida.
Para liberar nuestra mente y lograr aquello que deseamos necesitamos “aprender a distinguir los pensamientos racionales de aquellos que nos perjudican e impiden crecer”.

El error de pensamiento más frecuente
Navarro considera que el error de pensamiento de limitar nuestras alternativas está muy generalizado en la población, porque “a pesar de que hoy en día tenemos a nuestra disposición innumerables fuentes de información, estamos inmersos en una corriente o tendencia mayoritaria de pensamiento y preferencias, de la cual ni siquiera nos planteamos salir”.
Navarro pone un ejemplo: “acabas la carrera en la universidad, te pones a trabajar, compras un apartamento por medio de un préstamo hipotecario a muchos años, también compras un vehículo, te casas y tienes hijos. Después puede suceder que pierdas el trabajo y te encuentres con un apartamento hipotecado que no puedes pagar, pero tampoco venderlo porque lo pagaste muy caro”.
Ante esta y otras situaciones podríamos adoptar distintas alternativas al comportamiento, pero las dejamos fuera de manera inconsciente, debido a nuestro enfoque mental “cerrado y limitante”, por lo que es normal que al final terminemos “haciendo lo que hace la mayoría”, según este psicólogo.

Empezando a pensar diferente
Para descubrir y explorar otras alternativas que nos saquen del pesimismo, Navarro recomienda aplicar una técnica psicológica muy sencilla, que se podría denominar “¿Y si…?”.
“Por ejemplo: podría ocurrir que después de comprarte una casa o un apartamento muy bonito y bien ubicado, que al principio te gustaba y convenía, te des cuenta al cabo de un tiempo, de que presenta inconvenientes que desconocías o ya no se adapta a tus nuevos intereses o necesidades personales, por lo que analizas la posibilidad de venderlo y mudarte a otro lugar”.
Navarro señala que la técnica del ¿Y si…? consistiría en preguntarte: “¿Y si puedo estar mejor viviendo en otro lugar…?” o “¿Y si me voy a un lugar con más servicios…?”, en el caso de que desees vivir en un lugar que te ofrezca mayores posibilidades deportivas, educativas, recreativas o culturales que tu residencia actual.

Siempre hay un camino
Navarro cuenta su propio caso, cuando siendo joven y con un puesto fijo en un hospital, se planteó algo que le gusta mucho, viajar, pero que a priori parecía complicado debido a su situación y a que eso lo obligaría a renunciar a sus ingresos económicos.
Entonces se planteó “¿Y si… pudiera ganar dinero viajando?”, lo que le condujo a explorar la opción de incorporarse a una empresa que imparte cursos educativos por todo el mundo, que le permitiera viajar y ganar dinero al mismo tiempo, según relata a EFE.
A menudo “no nos planteamos opciones que son válidas, porque están fuera de la corriente principal”, puntualiza.
“Plantearnos alternativas parece estar penalizado”, dado que cuando comentamos con quienes nos rodean nuestra opción de cambiar, suelen considerarla como una locura, una temeridad, un desacierto o una decisión equivocada, según este experto.
Enfócate en las soluciones
Otra clave para escapar de la jaula mental de los pensamientos limitantes, consiste en enfocarnos en la solución en lugar de centrarnos en el problema.
“Cuando tenemos que solucionar un problema y nos focalizamos en dicho problema, nuestro pensamiento es limitante y nos ofusca; nos quedamos anclados en todo lo que no podemos hacer”, explica.
En cambio, “cuando nos centramos en la solución, nuestro pensamiento se torna más positivo y abierto. Somos capaces de despertar nuestro lado más creativo para poder explorar posibles alternativas que nos ayuden a solucionar el problema” concluye.