En 1931 se inauguró el Palacio del Organismo Legislativo, obra de importancia arquitectónica que ha sido escenario de la aprobación de todas las leyes desde entonces.

Redacción: Anibal Chajón / CECEG

La tradición parlamentaria en Guatemala es muy antigua. En los reinos k’iche’, kaqchikel, tz’utujil y mam había consejos de nobles que tomaban importantes decisiones; parecidas a congresos y se reunían en los edificios construidos al efecto, de tipo palaciego.

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Cuando se produjo la conquista española, se impuso el modelo político europeo, en el que las Cortes servían de contrapeso al poder del monarca. Pero en Guatemala se estableció la Audiencia, que era un cuerpo colegiado de abogados que tomaban las más importantes decisiones.

Su sede estuvo en el Real Palacio, ahora conocido como Palacio de los Capitanes Generales, en La Antigua Guatemala. Cuando se trasladó la capital, se le construyó el Real Palacio en las manzanas donde ahora se encuentran el Parque Centenario, la Biblioteca Nacional y el Instituto de Previsión Militar.

Con el proceso de Independencia, se suprimió la Audiencia y se creó el Organismo Legislativo que, por falta de edificio, se reunió en la Universidad de San Carlos, primero, y, después, en la Sociedad Económica de Amigos del País (donde ahora se encuentra el Congreso).

En uno de los salones de esta institución, se estableció la sala para las reuniones plenarias, con diputados por los departamentos, aunque nunca hubieran estado en los distritos que representaban pues casi todos eran capitalinos o de Quetzaltenango.

Terremotos

Este edificio cayó con los terremotos de 1917 y 1918. Así que se inició una reedificación en 1921. Se demolió toda la obra previa y se encargó a la empresa de Fernando Pullin la edificación. Se tomó como inspiración los parlamentos de Viena y Berlín.

En 1931, para la toma de posesión de Jorge Ubico, se inauguró el hemiciclo, pero el nuevo gobernante decidió ampliar el edificio, por lo que se continuó trabajando. Quedó concluido en 1934, bajo el diseño de Manuel Moreno Barahona.

En 1953 se inauguró la Biblioteca, decorada con murales de Juan de Dios González, Víctor Manuel  Aragón y Miguel Ángel Milian. La propuesta de Moreno se concretó en un edificio historicista, cuya fachada reproduce el modelo clasicista romano.

Estructura del Palacio Legislativo

Toda la obra es de concreto reforzado, pero imitando la piedra. El zócalo presenta una banda horizontal sobre la que se tallaron sillares, para que parezcan bloques de cantera. Cuenta con dos ingresos, marcados por jambas con frontones triangulares e iluminación con lámparas de tres esferas, similares a las que, en la Sexta Avenida, se estaban colocando en esa época. Las ventanas están flanqueadas por columnas de orden jónico, con la éntasis claramente trabajada. El parapeto cuenta con tableros decorados con franjas convergentes, de gusto claramente romano.

Lamentablemente, por la ampliación de oficinas y salones, quedó al ras del resto de construcciones de la manzana, por lo que no destaca en el paisaje urbano, pero transmite la elegancia de un edificio sobrio, austero, clasicista, como debiera ser el Organismo Legislativo.