La crianza de los hijos es una tarea muchas veces complicada, que tiene una serie de responsabilidades, incluida la corrección de su comportamiento cuando sea necesario. Sin embargo, es importante corregirlos (no regañarlos) de manera adecuada y positiva para lograr en los hijos un crecimiento emocional y conductual saludable.
Respetando el principio fundamental que “no todos los hijos son iguales” y por lo tanto, “no todos cometen los mismos errores”, al momento de tener que llamarles la atención, por lo general papá y mamá sí se enfrentan muchas veces a los mismos dilemas, aunque sus hijos sean diferentes: ¿Cómo debo regañarlos? ¿Debo gritarles para que entiendan? ¿Qué tan duro debe ser el castigo?
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Hoy, te traemos una serie de consejos que pueden ayudarte en esos momentos en los que tu enojo está a flor de piel porque alguno de ellos hizo alguna travesura.

¿Cómo corregirlos?
Comunícate de forma abierta y empática: Antes de confrontarlos por algún comportamiento problemático, es importante que establezcas una comunicación abierta y empática con ellos. Escucha sus preocupaciones y puntos de vista con atención, y hazles saber que estás allí para apoyarlos.
Establece expectativas claras: Desde una edad temprana, es importante establecer expectativas claras sobre el comportamiento apropiado. Explícales las reglas y los límites de manera clara y consistente, y asegúrate de que tus hijos entiendan las consecuencias de no cumplir con esas expectativas.
Sé un buen ejemplo: Sin duda, los hijos aprenden mucho observando el comportamiento de sus padres. Por lo tanto, es importante que actúes como un modelo a seguir, demostrando el tipo de comportamiento que esperas de ellos ante cualquier situación por difícil que esta sea.
Enfócate en cómo se comportan, no en la persona: Cuando necesites corregir el comportamiento de tus hijos, asegúrate de enfocarte en la acción que tomaron, en lugar de etiquetar a tu hijo como “malo” o “desobediente”. Por ejemplo, en lugar de decirle “Eres un niño malo”, podrías decirle “Lo que hiciste no fue apropiado”.

Reconoce las cosas buenas que hacen: Elogiar el buen comportamiento de tus hijos de manera regular, hace que se den cuenta de que tú también miras las cosas buenas que llevan a cabo y que te alegras por ellos. El refuerzo positivo es una herramienta poderosa que les ayuda a construir conductas positivas y a reforzar su autoestima.
Corregir no significa castigar
Aplica correcciones lógicas: Cuando sea necesario implementar consecuencias por un mal comportamiento o lo que comúnmente llamamos “castigo”, asegúrate de que este sea acorde a su mal comportamiento. Por ejemplo, si tu hijo rompe un juguete, una consecuencia lógica podría ser que tenga que ayudar a repararlo o reemplazarlo.
Ayúdalo a aprender y crecer: En lugar de simplemente castigar a tus hijos por su mal comportamiento, utiliza esas situaciones como oportunidades para enseñarles lecciones importantes. Anima a tus hijos a reflexionar sobre sus acciones y a identificar formas de mejorar en el futuro.
Practica la paciencia y la consistencia: La corrección de comportamiento puede ser un proceso continuo que requiere paciencia y consistencia. No esperes resultados inmediatos, y mantén tus expectativas realistas. Sé coherente en la aplicación de las reglas y las consecuencias.
Sin duda, corregir a los hijos es una tarea difícil que nos toca como padres. Sin embargo, estás correcciones siempre deben estar encaminadas a ayudarlos a comprender la vida y a convertirse en adultos responsables y respetuosos.
Consejo: Antes de enojarte y corregirlos, recuerda que tú también fuiste niño o niña, por lo que también te equivocaste, y muchas veces fue sin querer.