El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, será investido este domingo como gobernante de un país ahogado por la corrupción, con una frágil institucionalidad que pone en jaque la gobernabilidad y con un Parlamento dominado por la política tradicional.

A criterio de Arévalo de León, “rescatar” las instituciones públicas que se encuentran “debilitadas por la corrupción” será uno de los desafíos de su Gobierno (2024-2028), como lo expresó esta semana durante la presentación de su gabinete.

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El presidente electo de Guatemala repite que “combatir frontalmente la corrupción” es una tarea “urgente” y que debe priorizarse antes de poner en marcha proyectos de desarrollo en Guatemala.

El país que recibe Arévalo de León se encuentra bajo un “deterioro democrático”, caracterizado por las capturas contra periodistas, fiscales y activistas que han denunciado la corrupción del país, según lo han descrito actores internacionales, como el Gobierno de los Estados Unidos.

En opinión del presidente electo guatemalteco, de 65 años, el primer paso de su administración será revertir decisiones “absurdas” de su antecesor, Alejandro Giammattei.

Durante una entrevista con EFE, Arévalo de León aseguró que derogará algunos decretos de Giammattei, como la aprobación de vehículos y agentes de seguridad para los exfuncionarios de su Gobierno (2020-2024).

La fiscal general

Arévalo de León, quien ganó las elecciones del 20 de agosto de 2023 de forma sorpresiva, denunció el año pasado que el Ministerio Público (Fiscalía), encabezado por Consuelo Porras Argueta, intentó orquestar un “golpe de Estado” para evitar su investidura.

En los últimos meses, miles de ciudadanos se han manifestado para exigir la renuncia de Porras Argueta y, de acuerdo con Arévalo de León, cuando asuma el poder le pedirá a la fiscal que se separe de su cargo.

Al Ministerio Público lo señalan internacionalmente de “criminalizar” a quienes han denunciado anomalías en la administración pública y truncado las investigaciones de corrupción.

Minoría en el congreso

Arévalo de León asumirá el poder con una bancada legislativa de apenas 23 congresistas de los 160 electos.

Los partidos tradicionales, que han gobernado Guatemala durante los últimos años, mantendrán la mayoría parlamentaria y según expertos esto será un reto que ponga a prueba al nuevo presidente si desea llevar adelante sus promesas de campaña.

La investidura de Arévalo genera expectativa a nivel internacional por los intentos de la Fiscalía por evitar que gobierne la nación centroamericana y su proceso de transición lo acompañó la Organización de Estados Americanos (OEA).