La variante de la cepa británica y más contagiosa de COVID-19 parece extenderse por Bélgica; pese a que el Gobierno ha ido endureciendo las condiciones para ingresar al país.

Bélgica, que aún mantiene los indicadores de coronavirus en niveles sensiblemente mejores que sus vecinos; explora nuevas restricciones.

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Un total de 75 personas han dado positivo por esa variante. En la residencia de ancianos De Groene Verte en la localidad flamenca de Merkem, al norte del país.

Además, dos colegios de la provincia flamenca de Amberes, también en el norte del país, cerca de la frontera con Francia, cerraron esta semana al detectar varios positivos de esa misma cepa; indicaron las autoridades locales.

Las autoridades sanitarias belgas también tienen constancia de al menos un caso de la variante sudafricana del coronavirus.

Este lunes también se detectó un caso de la cepa británica en un estudiante de Alost, en Flandes.

Bélgica presenta una incidencia acumulada de 234 nuevos casos por 100 mil habitantes, en los últimos 14 días. Dato muy inferior a sus vecinos, según el último recuento del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades, ECDC.

El Gobierno, desde hace meses recomienda oficialmente no viajar pero no lo prohíbe; sin embargo, el ministro de Movilidad, Georges Gilkinet, insistió este lunes en declaraciones a RTBF en que “no es el momento de desplazarse por placer”.

Mientras tanto, la comunidad de virólogos, la clase política y los medios de comunicación debaten la posibilidad de cerrar fronteras para evitar importar más casos de las nuevas variantes, descritas como más contagiosas.

Bélgica mantiene toque de queda nocturno, la obligación de teletrabajar y ha limitado drásticamente los contactos sociales. Sectores como la hostelería, el ocio o la cultura están cerrados desde el pasado noviembre.