El cierre de las escuelas derivado de la pandemia del COVID-19 en Centroamérica podría propiciar un aumento de la migración y el trabajo infantil, asegura la directora regional de UNICEF para Latinoamérica, la hondureña Jean Gough.

Durante una visita por Guatemala, Gough, advierte que la deserción escolar, ante la falta de clases presenciales, es una de sus principales preocupaciones en la región.

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“El niño puede estar más involucrado en trabajos de agricultura. Si la escuela está cerrada, las familias van a involucrar a los niños en los trabajos”, subrayó la directora regional de UNICEF.

Los menores, señala Gough, también podrían migrar e irse solos a Estados Unidos, un “impacto emocional” que es “muy alto”.

La directora regional de UNICEF agrega que “la escuela es algo que mantiene en el lugar -a los menores-, y sin eso se animan las personas a tomar más aventuras que cuando no se tienen las condiciones” ideales de vida, especialmente en un istmo afectado por el COVID-19 y por los huracanes Eta e Iota que tocaron tierra en noviembre pasado.

“La protección de los niños en general de la región es algo que vamos a continuar trabajando, también en los esfuerzos de los gobiernos y temas más integrados”, añadió.

Gough considera necesario “trabajar en la educación vocacional para que el niño sienta temprano que lo que aprende está sirviendo en situaciones prácticas” y reducir así la posible deserción.

Las prioridades de UNICEF en la región

Gough asimila, con poco menos de un mes en el despacho, que UNICEF tiene cuatro prioridades para Latinoamérica y El Caribe:

  • Educación y retorno al aprendizaje
  • Vacunación y sistemas de salud en general
  • Nutrición, agua y saneamiento
  • La salud mental

En su perspectiva, 2021 debe ser un año “de aceleración” y “realmente entender cuáles son los indicadores que bajaron”, pues cada uno puede significar “muchos años” de atraso.

En cada tema prioritario, agrega, “podríamos ver retrocesos importantes que llevarán décadas -de inversión y trabajo-“.

UNICEF, indica su representante, “aboga para obtener 42 millones de dólares para mejorar las condiciones de las familias” hondureñas, nicaragüenses y guatemaltecas, que fueron las más afectadas por Eta e Iota.

De ese total, “solo hemos conseguido obtener el 30 por ciento”, reconoce Gough, quien ve fundamental la presión a los Gobiernos de Centroamérica.

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De acuerdo a cifras oficiales, cada año más de 400 mil centroamericanos intentan emigrar ilegalmente a Estados Unidos.

En muchos casos, los migrantes viajan acompañados de menores o los mismos infantes lo hacen en soledad.