El vicepresidente saliente de EE.UU. Mike Pence, se convirtió este viernes en el responsable gubernamental estadounidense de mayor rango que recibe la vacuna del COVID-19.

“No he sentido nada. Bien hecho”, dijo Pence en un acto en la Casa Blanca, donde le pusieron la primera dosis de la vacuna a él, a su esposa Karen y al director general de salud pública del Gobierno estadounidense, Jerome Adams.

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Pence dejó que las cámaras de televisión grabaran mientras los doctores le ponían la vacuna, en un intento de generar confianza en la eficacia y seguridad del preparado desarrollado por Pfizer y su socio alemán BioNtech.

Esa vacuna es la primera aprobada en Estados Unidos y empezó a suministrarse este lunes, y el gesto de Pence tenía como objetivo disipar las dudas de algunos estadounidenses justo cuando se espera que el Gobierno dé luz verde a un segundo preparado, el de Moderna.

“El pueblo estadounidense puede estar seguro: tenemos una, y quizá en cuestión de horas dos, vacunas seguras y efectivas para ustedes y sus familias”, garantizó Pence, que describió ese logro como un “milagro médico”.

Los líderes del Congreso estadounidense recibirán asimismo la vacuna en los próximos días, y los expresidentes de EE.UU. Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton; planean igualmente vacunarse ante las cámaras, siguiendo el ejemplo de Pence.

El recelo de los estadounidenses a la hora de ponerse la vacuna está disminuyendo: el 71 % está dispuesto a recibirla, según una encuesta de esta semana de la Kaiser Family Foundation; mientras que otro sondeo de Pew indicó a principios de diciembre que un 60 % planeaba ponérsela.