Las historias que viven los pacientes con COVID-19, aunque son similares, son diferentes. Sin embargo, para quienes atienden las emergencias, pareciera un episodio de una película de miedo todos los días. Así es el relato de una noche en la emergencia del Hospital General San Juan de Dios.

Una ambulancia entra por el portón de la emergencia. Dos paramédicos, casi en la obscuridad, llevan a un hombre de unos 30 años con síntomas de COVID-19. Un trabajador del hospital sale a atenderlo, revisa su temperatura y después de un par de preguntas lo ingresa. Los paramédicos se retiran agotados: no es ni el primero ni el último de la noche.

Lee también: Guatemala reporta más de 500 casos de COVID-19 en un mismo día

La escena se repitió constantemente en las horas finales del pasado viernes en el San Juan de Dios, donde originalmente no se recibirían pacientes de COVID-19 pero finalmente cedió ante la saturación de enfermos en otros hospitales.

Frente a la entrada del hospital hay una funeraria. En la puerta, Víctor, un trabajador del lugar de 50 años, afirma que cada noche llegan más ambulancias a la emergencia. “Al Gobierno se le está saliendo de las manos. No quiere que veamos qué pasa adentro”, dice mientras señala el portón.

Guatemala ha contabilizado hasta la última actualización del sábado un total de 9 mil 491 casos de coronavirus y 367 fallecidos; más del 50 por ciento en los últimos 11 días, pese a que el primer caso fue detectado en Guatemala el 13 de marzo.

“Ayer -jueves- una familia ordenó un servicio funerario para una persona que murió por coronavirus. Neumonía le dio, pero después no aparecieron -la familia- y el hospital tuvo que ver dónde enterrarlo sin la familia”, añadió Víctor.

Varios fallecidos por COVID-19 en el San Juan de Dios no son reclamados

De acuerdo a diversas fuentes, al menos 15 personas han sido enterradas en el cementerio La Verbena en la zona 7 capitalina, como “XX”. Los medios de comunicación reportaron esta semana el caso de un fallecido en San Pablo Jocopilas, Suchitepéquez, que tuvo que ser enterrado en un basurero debido a que vecinos prohibieron su inhumación en el camposanto local por la supuesta amenaza de contagio.

El protocolo del Ministerio de Salud establece el entierro de cualquier persona que muera debido al COVID-19 en un plazo no mayor de seis horas.

Esta es una postal que se repite con frecuencia por las noches en el Hospital San Juan de Dios. (Foto: EFE)

Toque de queda no aplica para todos

Guatemala se encuentra desde marzo bajo toque de queda, pero la medida no aplica para un grupo de hombres sin techo que duermen recostados en las afueras del hospital.

El toque de queda empieza a las seis de la tarde y obliga a toda la población a confinarse; pero no es el caso de ellos, que se levantan a pedir dinero a los familiares de los pacientes que esperan afuera del hospital por información de sus allegados.

Una mujer de unos 60 años busca que el personal del hospital le reciba su comida para alimentar a su hijo, internado en el área de pacientes. Prefiere no decir su nombre por el estigma que puede crear ser familiar de alguien con el virus. “Él no está bien allí. Está comiendo mal y están todos amontonados”, dice mientras se cubre del frío de la noche con una delgada bufanda.

Más pacientes en hospitales que no eran para atender pacientes con el virus

A cinco kilómetros, otro hospital recibe pacientes por coronavirus. Se trata del Hospital Roosevelt que también trata a enfermos del virus pese a que originalmente no estaba destinado para ello.

Frente al edificio, las autoridades del hospital colocaron carpas blancas para atender a los enfermos de COVID-19 y hacer pruebas de hisopados.

Las carpas blancas están llenas de pacientes asintomáticos. Algunos llevan más de 10 horas esperando que se les lleve a los hoteles que el Seguro Social alquiló para mantener en cuarentena a los infectados. Afuera del hospital, los allegados de enfermos hacen guardia a la espera de noticias y de distinguir a sus familiares entre las siluetas del lugar.

Adentro, la situación ha llegado a ser insostenible para los médicos, según relataron esta semana. Los miembros del equipo de terapia respiratoria del hospital amenazaron con renunciar en una rueda de prensa en la que pidieron más personal y recursos para encarar la emergencia.

El plan original del Gobierno era atender a los enfermos de COVID-19 en cinco hospitales de campaña levantados en semanas. Sin embargo, los mismos se llenaron de pacientes asintomáticos y por algunas carencias de recursos -como oxígeno por ejemplo- más de 20 hospitales del sistema sanitario y del IGSS han atendido la pandemia.

Mientras las emergencias de ambos hospitales mantenían un ambiente gris y lúgubre durante el viernes por la noche, en otro extremo de la Ciudad de Guatemala, más de un centenar de personas se saltaron el toque de queda y el estado de Calamidad para organizar una fiesta en una mueblería.

Una ambulancia de los Bomberos Municipales traslada a un paciente que probablemente está infectado con coronavirus. (Foto: EFE)