Una vigilancia epidemiológica constante, es la piedra angular de Costa Rica para mantener bajo control la transmisión del coronavirus. De esa manera podrán implementar un programa de reapertura de actividades económicas.

Costa Rica diagnosticó su primer caso del COVID-19 el 6 de marzo, y tras casi tres meses acumula 1 mil 84 casos y 10 muertes.

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El presidente de la Caja Costarricense del Seguro Social, CCSS, Román Macaya, explicó que una de las claves del país para la prevención del virus es la vigilancia epidemiológica, que ha permitido incluso girar órdenes de cuarentena a personas antes de que resulten positivas.

Esta vigilancia se ejerce desde los 29 hospitales del país, y los pequeños centros de salud públicos que operan en todo el país. Tienen con un contacto telefónico, para pacientes sospechosos o positivos.

Según las autoridades costarricenses, el rastreo de contactos de las personas positivas por coronavirus, ha sido clave para identificar casi la totalidad de los nexos epidemiológicos. Por ello, el país no tiene transmisión comunitaria.

“La primera ola la tuvimos en viajeros. Viajeros que entraban por los aeropuertos que venían de andar de turismo o por trabajo, gente con una condición socioeconómica más estable con posibilidades de aislarse en su casa”, dijo Guiselle Guzmán, epidemióloga.

La estrategia de Costa Rica abarca la detección temprana en personas que consultan en centros de salud, la búsqueda activa de casos en zonas de alto riesgo social, la vigilancia centinela que toma muestras al azar en sitios específicos, aplicación gratuita de pruebas, entre otras.

La primera línea de batalla

La doctora María Paz Chavarría se coloca todos los días el traje de protección, botas, mascarilla, gorro, una careta y doble guante para aplicar las pruebas de COVID-19 a los pacientes sospechosos en la clínica Carlos Durán, ubicada en la capital San José y que abarca una población de 160 mil personas aproximadamente.

Como la doctora Paz Chavarría, son miles los trabajadores de la salud de Costa Rica que a diario deben cumplir con el riguroso protocolo para resguardar su salud. (Foto: EFE)

Los centros médicos del país cuenta con un área de clasificación de pacientes con síntomas respiratorios. Luego se da paso a la toma de la muestra para pacientes sospechosos de COVID-19. De inmediato son enviados a cuarentena a la espera del resultado, que puede tardar entre 24 y 48 horas.

El abastecimiento de equipo para el personal médico no ha sido fácil en la actual coyuntura. Costa Rica ha tenido que pagar tres vuelos charter para traer desde China toneladas de equipo. A lo que se ha sumado la solidaridad a lo interno del país de empresas y universidades públicas que han donado algunos implementos.

Tratamientos y desescalada en Costa Rica

El tratamiento que está desarrollando Costa Rica es un suero a base del plasma de pacientes recuperados, que está a cargo del Instituto Clodomiro Picado, que utiliza un procedimiento similar al que lleva a cabo para crear suero antiofídico, su especialidad. El reto por ahora es que los pacientes recuperados voluntariamente donen sangre.

Costa Rica se encuentra en un proceso de desescalada de las medidas restrictivas a actividades económicas, cuya segunda fase comenzó este 1 de junio con la apertura de museos y hoteles; y ampliación de horarios para restaurantes, cafeterías y tiendas, entre otras disposiciones.

Las estrategias para normalizar incluyen protocolos de limpieza, higiene y control de temperatura. (Foto: EFE)

El ministro de Salud, Daniel Salas, ha insistido en que el logro de Costa Rica aún es “frágil”. Pidió a la población mantener las medidas sanitarias y el distanciamiento social, para evitar un incremento de casos que sature el sistema de Salud.