El exconvento de Belén se encuentra en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala. Tan lleno de sitios históricos de diferentes momentos de la evolución patria.
Este exconvento es una manzana completa color naranja. Corresponde a lo que en un inicio, al fundarse la Nueva Guatemala de la Asunción, hace 245 años; fuera el complejo correspondiente al Convento de Belén. El cual constaba de una iglesia y al menos 3 claustros conventuales.
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Desde inicios del siglo XIX las ansias independentistas llenaron las mentes de los criollos locales y provincianos, pues las noticias que llegaban desde la Península no eran para nada agradables, sobre todo con la invasión napoleónica y la fidelidad borbónica a ultramar.
En ese contexto, es que la intelectualidad de entonces, se reunía en las tradicionales tertulias, pues era la manera de socializar. Esas reuniones normalmente eran para discutir temas literarios, científicos, o de otros aspectos de interés de los tertulianos.
No solo se llevaban a cabo en residencias, sino a veces en conventos donde fuera posible, toda vez que muchos de los religiosos ordenados, eran parientes de quienes se reunían con ellos, cosa que quitaba cualquier sospecha de conspiración de estas reuniones.
La llama de la libertad se contagio desde fuera
La gesta independentista mexicana, sin dudas influyó en el Reino de Guatemala, donde en secreto se leían las proclamas de Hidalgo y Morelos, fue así como el Convento de Belén, sirvió de sede para que un grupo de independentistas, se reuniera regularmente a charlar y discutir sobre el asunto.
La Celda prioral del Convento de Belén fue el sitio elegido para estas juntas secretas, que presidía fray Juan Nepomuceno de la Concepción, subprior del convento, desde octubre de 1813.
Belén, en la investigación de David Vela
El escritor David Vela, nos relata parte de los hechos previos a la conjura:
“Poco a poco iba engrosándose el grupo de patriotas, quienes juraban sobre los evangelios mantener su decisión y el secreto. A fines de octubre, ya estaba madurado el plan y acordado el golpe para la fecha de Nochebuena: Barrundia, Yúdice y otros oficiales sublevarían el Batallón del Fijo, habiendo Díaz y Dardón adelantado el soborno o la patriótica adhesión de los sargentos; Díaz y los suyos caerían sobre el alcalde y militares fieles, auxiliado por un retén atraído mediante órdenes supuestas; las puertas de las cárceles se abrirían a los próceres granadinos, concentrando luego toda la fuerza sobre el palacio para aprehender al Capitán General Bustamante y al Comandante de la guardia, Coronel Lagrava.
La independencia sería proclamada y expulsados los «chapetones» reacios a jurarla; Cárdenas saldría a levantar Quezaltenango y Suchitepéquez; Tot alzaría a la población indígena de Los Altos y Verapaz, donde creía contar con cinco mil adeptos; previniéndose así cualquiera ayuda tardía a Bustamante. Lento era el curso de los días, en tanto que cada quien se cautelaba del espionaje del «zonto Bustamante». Pero en una ciudad pequeña no pueden celebrarse juntas secretas: Bustamante estaba siempre sobre aviso y en esta ocasión tuvo denuncias anónimas, con detalles que hacen suponer la traición”.
Fue el 21 de diciembre de 1813, que Bustamante ordenó la captura de los religiosos y quienes estuvieran en el convento, acusándolos de sedición y rebelión. Al menos 20 personas fueron capturadas y otras más lograron escapar.
El destino de los conjurados
Todos los capturados fueron condenados a penas desde muerte por garrote, horca, o destierro y prisión en África.
Pero las penas no se cumplieron en todos los casos. Por su alcurnia, varios de ellos lograron evadir dichas penas por prisión local; pues había regidores, militares, religiosos y ciudadanos, como los dos hermanos de doña Dolores Bedoya de Molina. En 1817 el rey indultó a los conjurados por el delito de rebelión, libertad que se hizo efectiva en 1819.
Hoy en día, este exconvento es un centro educativo, pero en su antañola arquitectura guarda nuestro primer testimonio independentista, ¡Viva Guatemala Bicentenaria!
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