José Mujica y Sanquinetti participan este martes de una sesión extraordinaria en la que ambos renunciarán a sus escaños de senador.
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“Porque me tiró el virus pa’ fuera, porque tengo 85 años y una enfermedad inmunológica. Me encanta la política, pero más me encanta no morirme”, razonó Mujica a los periodistas que le cuestionaron por su retiro en la entrada a la Cámara Alta.
Sanguinetti y Mujica obtuvieron sus escaños en las elecciones celebradas en octubre de 2019, pero su avanzada edad -Sanguinetti tiene 84 y Mujica 85- les ha hecho justificar su ausencia del resto del período legislativo, que concluye en 2025.
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— EFE Noticias (@EFEnoticias) October 20, 2020
José Mujica y Julio María Sanguinetti, eternos rivales
Dos viejos lobos, eternos rivales, en las antípodas del pensamiento pero estrategas políticos como nadie; con una capacidad de convocatoria que muy pocos tienen. Así son José ‘Pepe’ Mujica y Julio María Sanguinetti, dos expresidentes que cierran juntos una página histórica de la política uruguaya.
Uno defensor de la izquierda, otro conservador de derecha, pero ambos contrincantes con peso en la actualidad pese a la vejez.
Quizá el destino, pero fundamentalmente la terquedad de estos dos personajes históricos para no querer abandonar la actividad en la que militan desde que tienen uso de la memoria, hizo que decidieran dar un paso al costado y abandonaran juntos -en una misma sesión- su escaño en el Senado tras décadas vinculados a la política.
Mujica de guerrillero a presidente
Su atuendo informal, su forma de vida austera, los discursos filosóficos y el pasado de armas hasta llegar al sillón presidencial son parte de las características que definen a Mujica; y que han generado que su apellido sea considerado uno de los más influyentes de los últimos tiempos en Latinoamérica.
Su vida estuvo marcada desde joven, al unirse en la década del 60 al grupo guerrillero Movimiento de Liberación Nacional -Tupamaros MLN-T-, que batalló en guerrilla -en épocas en las que aún había democracia en Uruguay- y fue derrotado en 1972.
El Senado de pie despide a Mujica que se abraza con Sanguinetti pic.twitter.com/5CqKyY3PNc
— Diego Cayota (@DiegoCayota) October 20, 2020
Con la llegada de la dictadura cívico-militar 1973-1985, Mujica fue encerrado en condiciones inhumanas, torturado y aislado de casi todo tipo de comunicación por 12 años.
Una vez restablecida la democracia, el MLN-T abandonó las armas y se unió al FA -fundado en 1971- en 1989. Con los años, la popularidad de Mujica, su particular historia y especial carisma catapultaron al sector como el de mayor convocatoria.
El FA llegó al poder en 2005 de la mano de Tabaré Vázquez 2005-2010 y 2015-2020 y, cinco años más tarde, Mujica consiguió la Presidencia.
En su Gobierno su imagen recorrió el mundo. Se le catalogó como “el presidente más pobre del mundo” por vivir en una finca y donar su sueldo a un plan de vivienda.
Sanguinetti, artífice de la coalición
De diferente perfil a Mujica, más estructurado, elocuente y académico para hablar, con un aspecto también particular -sobre todo por su características cejas que han sido objeto de caricaturas e ilustraciones- Sanguinetti ha sido un actor clave en la democracia uruguaya.
Este historiador, escritor, abogado, pero, sobre todo, político de raza, fue el primer presidente electo tras la dictadura y gobernó Uruguay en dos periodos: 1985-1990 y 1995-2000.
Con su carácter y liderazgo político llevó adelante una primera presidencia en la que la sociedad uruguaya aún se encontraba con las heridas frescas por la dictadura de 12 años que azotó al país.