El Real Madrid selló su pasaporte a los octavos de final con dos jornadas por disputarse de la fase de grupos de la Liga de Campeones, con un tanto salvador de Antonio Rüdiger (1-1), que se jugó el físico en el minuto 95 por evitar la primera derrota de la temporada, ante un Shakhtar que volvió a tutear al campeón exhibiendo orgullo en tiempos de guerra para Ucrania, en los que el fútbol es vía de escape.

La situación holgada y la cercanía del clásico condicionó tanto el once de Carlo Ancelotti como el comportamiento de los que jugaron. Y en el fútbol actual no se gana a nadie sin la mentalidad adecuada. Era la primera ocasión de ver de inicio a un Real Madrid sin Vinícius. Sin la verticalidad y el desborde que asegura el brasileño, buscando la resurrección de Eden Hazard en una demarcación que le va como anillo al dedo.

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Ahí brilló Rodrygo ante el Shakhtar en el Santiago Bernabéu, en un 4-2-3-1 a espaldas del punta, un Karim Benzema que está de vuelta necesitado más que nunca de goles que impulsen la mejor de sus versiones. Pero un mes sin jugar de Hazard pasa factura. Queriendo agradar con balón pero sin el físico necesario para salir de la intrascendencia. Con menos obligaciones defensivas que jugando en banda, sin un marcaje estrecho cercano como cuando probó de 9.

En las rotaciones de Ancelotti sobresalió Nacho, visiblemente molesto por la situación que le toca vivir por la llegada de Rüdiger. Su primera parte fue para poner en las escuelas de fútbol para aquellos que quieren ser defensas. Se cansó de taponar disparos, hacer coberturas con rapidez, cortar ataques del rival. Siempre bien posicionado, metido en el partido como si de una final se tratase. Era la suya. La de demostrar que merece más de lo que está recibiendo.

Y defendiendo bien al Real Madrid ya le caerán las ocasiones

Más aún con la presencia de Benzema y lo que provoca en el juego colectivo en fase de ataque. De un zurdazo suyo a los 18 minutos se dio por abierta la veda a la prueba del portero Rubin. Firme para sacar un testarazo de Rüdiger, otra de Karim y tapando su palo a Rodrygo.

Esa conexión fue la que desequilibró en los metros finales, Benzema-Rodrygo añorando a ‘Vini’. Mientras que Lunin no intervenía porque Nacho se servía él solo para impedirlo. Taponó el disparo de Zubkov, preciso al cruce ante Sudakov para evitar su mano a mano.

Había mensajes de Ancelotti en su equipo titular

La suplencia de Modric apuntando al clásico, el respiro a Vinícius. Pero no lo pudo mantener el tiempo que deseaba porque nada más arrancar el segundo acto, a los 35 segundos, apareció Mudryk para romper líneas, el centro de Mykhaylichenko y el mismo goleador del Bernabéu. Zubkov remató a la red apareciendo a espaldas de Mendy, que cometió un doble error, lejos de su marca y sin medir bien en el salto.

Fin a una prueba infructuosa con Hazard y Vinícius al rescate. Los cambios más tempranos de Ancelotti eran un mensaje de no querer dar nada por perdido. Pero el Shakhtar había evolucionado respecto a lo mostrado en el Santiago Bernabéu, cuando recibió hasta 35 disparos madridistas. Y la igualdad del fútbol del presente, castiga hoy en día al que no va con todo y mide esfuerzos.

Impreciso el Real Madrid en los últimos metros, precipitado.

Sin encontrar oportunidades claras más allá de un testarazo pegado al poste de Tchouaméni antes de ser sustituido o un disparo arriba de Benzema. Instalarse en campo contrario conllevaba riesgos que le fueron bien al Shakhtar.

Pudo sentenciar a la carrera a los 64 minutos, cuando Traoré, escorado se presentó en un mano a mano ante Lunin que adivinó sus intenciones en el recorte, se lanzó por el balón que no logró blocar, y con todo a favor el delantero disparó al travesaño.

El mérito de luchar de unos jugadores cuyas vidas y preocupaciones las marca la guerra que destroza su país. Partido como nunca en la temporada el equipo de Ancelotti, Kroos se desgañitaba pidiendo esfuerzos defensivos a los de arriba. Mientras, Zubkov seguía a lo suyo, complicando a Lunin con un disparo lejano que se envenenó con un bote y Mudryk apareciendo siempre con peligro.

Al Real Madrid le quedaba el último arreón y perdonó cuando Vinícius cabeceó en el área chica un centro preciso de Lucas Vázquez, con Rüdiger en su primer intento a pase de Kroos en el tiempo añadido hasta que los mismos protagonistas firmaron el tanto del empate en el último suspiro. La conexión alemana daba el pase a octavos con Rüdiger jugándose el físico en un choque espeluznante con el que evitó la primera derrota del curso. El aviso antes del clásico estaba captado.