A más de cuatro siglos de haberse asentado en las islas caribeñas y en las costas del Caribe centroamericano, los garífunas, descendientes de indígenas y esclavos de África que entraron en contacto con las Antillas Menores en la época colonial, luchan en el mundo global por mantener, preservar y transmitir su cultura ancestral.

Los garinagu (garífunas) llegaron a las costas del Caribe cuando un barco que los trasladaba cautivos naufragó en alta mar. Se afincaron en la isla de San Vicente y Granadinas, de donde los desterraron en 1797 por los conquistadores ingleses tras cruentas batallas por el territorio y se trasladaron entonces a islas deshabitadas en las costas del Caribe de Honduras, Guatemala y Belice.

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También se extendieron al Caribe de Costa Rica y llegaron a Nicaragua en 1912, cuando Joseph Sambola, se estableció en la comunidad de Orinoco, en Laguna de Perlas a unos 45 kilómetros al norte de Bluefields, capital del Caribe Sur.

“Preferimos desterrarnos antes que ser esclavos y es por eso que hoy en día nuestra cultura vive y seguirá viviendo, porque los garífunas amamos nuestra etnia”, señaló a ACAN-EFE Dennys Rochez, un descendiente de la etnia nacido en la costa de Sarawayna en Honduras.

Su nombre “garífunas” significa dolor profundo adoptado al desterrarlos de la isla de San Vicente, aunque algunos de los más antiguos miembros de esta etnia prefieren llamarse “garinagu”, que era el nombre de la tribu de esclavos africanos que venían en los barcos antes de llegar a San Vicente.

“Los garífunas venían cantando cuando fueron desterrados, pero lo hacían llorando, venían tristes, porque una vez más tenían que empezar todo de nuevo”, explicó por su lado Kensy Sambola, hija del fundador de la comunidad afrogarífuna en Nicaragua.

Las costumbres de los garífunas son ancestrales

Practican el sincretismo y sus oficios religiosos se fundamentan en el “dugü”, es decir, el culto a la madre tierra y a los ancestros de sus antepasados.

Sus rituales se asemejan mucho a los de la santería caribeña o afroamericana, a los cuales se suman elementos cristianos, así como prácticas mayas y oráculos occidentales mestizos.

Los garífunas tienen como principal comida el casabe, una gran tortilla hecha de yuca, pero uno de sus principales platos típicos es la “machuca” que es una masa de plátano verde combinada con una sopa de pescado y leche de coco.

La principal actividad económica de esta etnia, cuyos descendientes se calculan en unos 450 mil en todo el mundo, es la pesca y su estructura familiar es matriarcal.

Descendientes de los garífunas

En Centroamérica existen unos 100 mil descendientes de la etnia afroamericana que viste trajes típicos de colores exóticos muy propios de la zona caribeña.

“En nuestra cultura, la mujer es el soporte de la economía familiar con un alto predominio en los asuntos domésticos, ella es la base de nuestro crecimiento económico”, dijo César Rochez miembro del grupo musical garífuna “Black Man Soul”.

Para él, los espíritus de sus ancestros velan porque su cultura prevalezca y nunca claudique ante la influencia del mundo del siglo XXI, lleno de internet, celulares y fibra óptica.

“Nuestras raíces suenan, viven y se mantiene desde nuestros tambores, nuestra danza y nuestro vivir diario, eso es lo que nos hace ser aguerridos como los negros cimarrones que se negaron a ser esclavos de los británicos”, dijo el joven.

“El sonido que emiten los tambores cuando son hechos de cuero de tigre, por ejemplo, transmite violencia y se usaba cuando se procuraba animar a los nativos en la guerra o para alejar a los curiosos de sus pueblos”, explicó Rochez.

Kensy Sambola señala que el sonido del tambor es la manera de comunicarse con un familiar adulto que murió de forma natural y que eso se liga con la costumbre de la danza de punta, que es en sí un baile fúnebre que practican los garífunas para celebrar por última vez con el difunto.

Y esas tradiciones son las que, afirman, no morirán mientras haya sangre corriendo por sus venas, un juramento a su vida y a la vida de quienes cuatro siglos antes llegaron a las aguas del Caribe americano prisioneros y lucharon para ser libres.