Héctor Rosada-Granados, exsecretario de la Presidencia de Guatemala para la paz durante el mandato del fallecido presidente Ramiro de León Carpio (1993-1996), falleció este sábado a los 78 años de edad por complicaciones en la salud, según fuentes cercanas a su familia.

Sociólogo, investigador social, analista político y consultor internacional en temas de seguridad y justicia, Rosada-Granados fue además uno de los expertos peritos del juicio de 2013 por genocidio contra el exdictador José Efraín Ríos Montt, fallecido en 2018.

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Rosada-Granados, considerado a sí mismo como un demócrata y un político con “ideología social”, estaba seguro de que el genocidio fue perpetrado por los militares, con el apoyo y complicidad de civiles.

Su peritaje contribuyó para esclarecer en 2013 la culpabilidad de Ríos Montt como responsable intelectual de 16 masacres que dejaron 1 mil 771 víctimas mayas ixiles ante un Tribunal de Sentencia de Mayor Riesgo. Aunque diez días más tarde, el 20 de mayo de ese año, la Corte de Constitucionalidad anuló el juicio por “errores en el proceso”.

Impulsor de la paz

Coleccionista de figuras y cuadros de caballos, Rosada-Granados dejó en el país centroamericano un legado como impulsor de la paz entre el Ejército y la guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, como masón, estratega y estudioso de las fuerzas armadas y sus redes de influencia.

Fue autor de libros fundamentales para comprender al país centroamericano, como “Soldados en el poder: proyecto militar en Guatemala (1944-1990)” o “Guatemala, el desafío de la paz”.

El conflicto armado en Guatemala (1960-1996), que comenzó tras el derrocamiento en 1954 por injerencia directa de la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés) contra el Gobierno del expresidente Juan Jacobo Árbenz Guzmán, dejó un saldo de más de 200.000 muertes y 45.000 desapariciones forzadas.

Además, provocó el desplazamiento forzoso de más de 1 millón de personas, en su mayoría indígenas que el Ejército consideraba base de apoyo para la guerrilla, por lo que basó parte de su estrategia en los años más sanguinarios (1978-1985) en “quitarle el agua al pez”, como aseguraba el propio general Ríos Montt.

Según el informe “Guatemala, memoria del silencio”, elaborado por la Comisión para el Esclarecimiento Histórica -auspiciada por Naciones Unidas-, el 93 por ciento de las violaciones documentas en los 36 años de guerra interna se les atribuye a las fuerzas del Estado y grupos paramilitares, el 3 por ciento a la guerrilla y el resto sin determinar.