La Antigua Guatemala es Patrimonio Cultural de la Humanidad. Lo es por sus calles empedradas, su bella e histórica arquitectura, que nos relata más de 475 años de vida y desarrollo humano en el lugar, sus artes, entorno natural e idílicos paisajes, con sus fuentes y búcaros que llenan de vida este paraíso de Guatemala.

Esta tienda, que muchos años pasó sin nombre, como cualquier otra tienda, hoy en día es la famosa “Tienda de la Canche ”. En ese sentido, la cocina juega un papel fundamental, pues parte de las tradiciones que esta ciudad patrimonio resguarda, se encuentran en los rincones más inesperados y escondidos del bullicio del turismo y de aquellos que no la visitan con ojos agudos a los detalles.

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Uno de estos rincones, aun secretos, en la ciudad, aunque muy conocido entre los antigüeños de pura cepa, o “panza verde” como les diríamos, es una pequeña tienda ubicada frente a la plazuela de la Iglesia de la Merced.

La tienda de La Canche, ocupa un pequeño local frente a la Plazuela de La Merced, por dentro está llena de deliciosas sorpresas.

La Canche: una señora siempre sonriente

La Canche, o Canchita, como muchos suelen llamarle, es una señora siempre sonriente, siempre amable, atemporal, como salida de los relatos de Fuentes y Guzmán o Remesal, o bien de los antañones cuentos y relatos de barrio de los recordados Celso Lara o Héctor Gaitán.

La canche es pequeña, de tez clara pero cuyo rostro refleja las grietas de la edad de la ciudad en la que vive, pero cada arruga, cada pliegue ha sido por interminables jornadas cocinando, despachando, atendiendo, sonriendo y esa sonrisa se le ha fundido en su rostro.

Su nombre es Zoila Julisa Urizar Soto y nació  hace 89 años en Chinique, Quiché, pero tiene cerca de 70 de vivir en La Antigua, donde estableció su tienda en 1954.

Ahí seguramente se encontraban los productos más tradicionales de la época mientras despachaba tras su mostrador de cedro lleno de dulces antigüeños, su delantal tipo gabacha de cuadritos, y aquellas bomboneras tradicionales, llenas de confites y quien sabe, hasta cigarritos de tusa.

Empezó su negocio un día que, tal como ella recuerda, hubo una gran fiesta enfrente en la Iglesia de la Merced, por un aniversario del nazareno de ¡Quién sabe ya qué!, como nos lo relató mientras degustaba un delicioso pepián.

La Canche mudó varias veces, en el mismo sector su negocio, hasta su ubicación actual, desde 1976.

Consta de una pequeña pieza al frente con la tienda y dentro, dos espacios dedicados a comedor y en el fondo, una amplia cocina recién renovada que, aún conserva ese toque antañón que tanto atrae al visitante.

Chilacayote, higos y nuégados, son algunas de las delicias típicas que forman parte de los dulces que La Canche vende en su tienda.

Un menú para todos los gustos

Siempre ha ofrecido comida preparada, todos los días, desde sencillos pero deliciosos desayunos, almuerzos y cenas, donde ella junto con sus demás colaboradoras, han ido transmitiendo a distintas generaciones, sus secretos culinarios, hoy a buen resguardo entre las jóvenes cocineras, que poco a poco han ido relevando a las que se han ido o ya se adelantaron al encuentro del creador, o bien ya no estaban en capacidad de seguir al frente del fogón.

La Canche es especialista en preparar pepián de una a tres carnes, dependiendo la ocasión; la famosa piloyada antigüeña también es parte de su menú, chocolate, sus panes con chile relleno, aguacate y mayonesa son de los más famosos y a diario es posible encontrar variedad de dulces tradicionales antigüeños, y los días de paches y tamales, es una delicia que se espera en la semana.

Nuestro personaje es ampliamente conocida en la ciudad, y su aporte a la conservación de la gastronomía guatemalteca ha sido reconocido por importantes entidades; a la entrada del local nos recibe su efigie, obra del artista Cruz España, paredes llenas de estampas de santos, floreros siempre llenos de flores como tigrillos, estaticias, margaritas u otras dependiendo la época del año.

Sin duda, degustar sus platillos es toda una experiencia, conocerla también, pues es como una bella abuelita que nos llena de delicias junto a historias de los ayeres que no volverán ¡Conoce lo nuestro, vive nuevas experiencias, prueba la cocina guatemalteca tradicional!