Una pequeña sonríe emocionada al recibir un plato con carne molida con verduras, tortillas, refresco de tamarindo y un banano. Es la refacción que inauguró el ciclo escolar 2025. Un menú saludable y balanceado dirigido a cerca de 2.2 millones de estudiantes de nivel primario. Esto representa a 7 de cada 10 niños dentro del sistema escolar, según datos del Ministerio de Educación (2024).
Los servicios de seguridad alimentaria y nutrición escolar fueron el programa más beneficiado del Ministerio de Educación. Recibió un aumento de Q10.8 millones en el presupuesto vigente a junio de 2024, alcanzando Q123.9 millones hasta septiembre de ese año. Sin embargo, solo se ejecutó un 4.6% del presupuesto, según el Observatorio de Niñez y Adolescencia del ICEFI.
Lee también: Honda Motos reúne a cientos de motociclistas en exitoso Full Day en Guatemala
A pesar de los esfuerzos, la malnutrición infantil sigue afectando a la niñez guatemalteca. Esta situación varía según el grupo socioeconómico, el área geográfica, el género y la etnicidad. Es un fenómeno presente en Guatemala y en muchos países del mundo.
Brechas en la malnutrición infantil según zona, etnia y nivel económico
Los informes del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Salud y Nutrición (SIVESNU), hasta el año 2019, evidencian esas brechas. En menores de 5 años, la desnutrición crónica fue del 21.7% en áreas urbanas y del 50.4% en zonas rurales. En cuanto a nivel socioeconómico, alcanzó el 52.4% en el estrato bajo y 19.3% en el alto. Grupos indígenas fue de 55.3%, mientras que en no indígenas fue de 28.8%.
Respecto al sobrepeso y obesidad, se observaron diferencias entre niñas (1.2%) y niños (0.7%). También hubo más casos en grupos indígenas (1.0%) que en no indígenas (0.8%). Las diferencias entre estratos sociales fueron menores: 1.3% en el bajo y 1.2% en el alto.
Precios, salarios y alimentación adecuada en Guatemala
Uno de los principales retos es abordar la doble carga de la malnutrición: la coexistencia entre desnutrición crónica y obesidad. Según el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP), ambas dimensiones están interconectadas. Por eso, se deben aplicar políticas que las enfrenten de forma simultánea.
Algunos países han dado pasos importantes. En España, por ejemplo, se detectó una brecha de sobrepeso entre niños de familias ricas y pobres. Los de menores ingresos estaban más expuestos a publicidad de alimentos no saludables, según reportó el diario El País.
En Guatemala, el INCAP propuso una Canasta Básica Alimentaria con Enfoque Nutricional (CBAN). Esta incluye alimentos adecuados para una dieta familiar basada en energía, proteínas, vitaminas y minerales. En 2023, su costo para un hogar de 4.7 miembros fue de Q5,259.67, por encima del salario mínimo vigente.
Ivonne García, directora de Proyecto Guatemala Saludable, señaló que se deben divulgar más los estudios del INCAP. “La población debe tomar decisiones informadas y garantizar que alimentos como carne, leche, huevos, cereales, frutas y verduras estén presentes en la dieta mensual”, indicó. También advirtió que la Canasta Básica Alimentaria del INE no es una guía saludable, ya que incluye gaseosas, sopas instantáneas y snacks.
El INCAP recomendó que se vigilen los precios de los alimentos saludables. Además, planteó estrategias para asegurar el acceso universal a estos productos. Guatemala Saludable insistió en que el país necesita cambiar sus sistemas.
Esto incluye la aprobación de la iniciativa 5504, Ley de Alimentación Saludable, que propone un etiquetado frontal de advertencia nutricional en productos ultraprocesados (EFAN). Este incluiría advertencias sobre altos niveles de azúcar, grasas y sodio.
“Los guatemaltecos tienen derecho a tomar decisiones informadas al momento de comprar y consumir este tipo de alimentos”, concluyó García.
Si estás de acuerdo en apoyar esta iniciativa, te invitamos a firmar la petición en este link.