Durante las últimas dos semanas, transportistas de carga pesada y liviana han sufrido un verdadero calvario en la ruta CA-2 Suroccidente por el cierre del puente Nahualate, en el kilómetro 136.5, Suchitepéquez.

Aunque inicialmente las autoridades gubernamentales y municipales aseguraron que los trabajos en el puente tomarían solo una semana, la situación empeoró, obligando a empresas privadas a intervenir y gestionar alternativas sin el respaldo del Ministerio de Comunicaciones.

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Frustración ante la falta de fecha de apertura

Actualmente, no existe una fecha clara para la reapertura del puente. Incluso el paso peatonal y en motocicleta está inhabilitado, lo que intensifica el caos en las rutas alternas. Conductores reportan que estas vías, diseñadas principalmente con adoquines, no están preparadas para soportar el tráfico pesado que ahora circula por ellas.

José Morales, líder comunitario de Monte Llano en San Miguel Panán, denuncia: “El Gobierno debería pavimentar las rutas alternas si saben que se utilizan en emergencias. Construirlas de adoquines solo empeora el problema”.

Preocupación por el daño a las rutas alternas en Suchitepéquez

Las carreteras de aldeas cercanas están experimentando daños graves debido al tránsito intenso y constante, y los vecinos temen que, tras resolverse la emergencia, no recibirán mantenimiento adecuado en las vías afectadas. “Desvían los vehículos, pero no sabemos si después enviarán maquinaria para reparar nuestras carreteras”, expresó María López, vecina del sector.

Comunidad organizada para apoyar a los afectados

Ante la falta de apoyo oficial, los residentes de Chicacao se han unido para ayudar a las familias atrapadas en el tráfico. En las noches, preparan refacciones y agua caliente para quienes deben esperar largas horas, especialmente madres que necesitan alimentar a sus bebés.

Críticas a la falta de respuesta del Gobierno

Diversos sectores han expresado su indignación por la falta de acciones concretas del Gobierno en una situación que evidencia la falta de planificación para emergencias en infraestructura crítica, como el puente Nahualate.