En el altiplano occidental de Guatemala, se realizan esfuerzos titánicos para que los ecosistemas se recuperen y sigan con vida.

Redacción: The Nature Conservancy (TNC)
Fotos: The Nature Conservancy (TNC) – Pixabay (PB)

Resiliencia es un término cada día más utilizado que significa: la tendencia de un ecosistema de recuperarse después de haber sido perturbado a través de cambios en sus variables ecológicas por causas naturales (inundaciones, huracanes, sequías, invasiones repentinas de insectos, etc.) o antropogénicas (introducción de especies exóticas, fuegos, contaminación, y deforestación entre otros).

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Muchas organizaciones e instituciones han iniciado esfuerzos por construir resiliencia. Es decir, acciones para que los ecosistemas sean usados sin llegar a sobrepasar la capacidad de recuperación, para que continúen funcionando y proveyéndonos de todos sus beneficios que se conocen como bienes y servicios ecosistémicos como tener agua, acceder a fuentes renovables de energía, fertilizantes, polinizadores, tintes y fibras naturales, áreas naturales para la recreación, y zonas de identidad espiritual.

Con el cambio climático como un fenómeno concreto y activo provocando impactos especialmente en áreas vulnerables (gran porcentaje del territorio de Guatemala); los fenómenos extremos como huracanes, sequías, incendios forestales y deslizamientos de tierra, son cada día más comunes. Los eventos más recientes han sido, el huracán Agatha (2,010), la sequía de 2,019 que afectó a 50,000 familias; y los más recientes, los huracanes Eta e Iota (2,020). La resiliencia climática pues, es la capacidad de un territorio de resistir y recuperarse después de un evento climático extremo. Esto sin sufrir pérdidas socioeconómicas y ambientales significativas.

Más de 1 millón de árboles

El Altiplano Occidental, conocido también como las tierras altas occidentales de Guatemala se destacan por sus paisajes únicos; caracterizados por montañas escarpadas, volcanes, bosques de gran altitud y espectaculares cascadas de agua transparente. Este vasto territorio (24,526 km² comprendidos los departamentos de Huehuetenango, Quiché, Totonicapán, Quetzaltenango, San Marcos y Baja Verapaz), genera inmensos beneficios para las comunidades y poblaciones locales, muchas de las cuales son Maya descendientes. Hoy en día, la región produce al menos la mitad de los granos básicos, café, frutas y verduras de Guatemala.

En el Altiplano Occidental de Guatemala, TNC, conjuntamente con sus socios locales, ASOVERDE, CDRO, FUNDAECO y AGEXPORT; ha sembrado un total de 1,661,756 árboles de especies nativas (Si… más de ¡1 millón de árboles!) en los últimos años; con los cuales ha reforestado 1,534.2 hectáreas de bosque natural y ha establecido 157.5 hectáreas de sistemas agrícolas que incorporan árboles en sus parcelas. Adicionalmente hemos hecho las gestiones para permitir la regeneración de 90 hectáreas de bosque natural.

TNC ha ingresado a los programas de incentivos forestales del país (Probosques/Pinfor/Pinpep) un total de 541.58 hectáreas. Las cuales significan un ingreso económico, para las comunidades locales que han reforestado, una cantidad de alrededor de 7 millones de quetzales.

Este esfuerzo representa una contribución a la construcción territorial de resiliencia climática. Esto incrementará la infiltración del agua para aumentar los caudales superficiales y subterráneos y resistir las sequías que en el futuro serán más frecuentes. Asimismo, generará más cobertura forestal que contribuirá a reducir los deslizamientos de tierra, las inundaciones y la erosión del suelo, e incrementará la provisión de los servicios ecosistémicos como la presencia de polinizadores, y la mayor concentración de materia orgánica en los suelos (fertilizantes naturales).

Buenas prácticas

TNC, conjuntamente con sus socios locales estableció en el Altiplano Occidental un sistema de sitios demostrativos de Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI) en los cuales implementó buenas prácticas como instalación de cosechadores de agua de lluvia para contar con agua a ser usada en la época seca del año con fines agrícolas y domiciliares, invernaderos artesanales de escala familiar, sistemas de ferti-micro riego, lombri-composteras y diversificación productiva en 519 parcelas agrícolas de pequeños agricultores de cadenas de valor para la producción de hortalizas, frutas, café y productos de ganadería menor en el Altiplano Occidental.

Estas tecnologías proveen a los pequeños agricultores mayores posibilidades de obtener mayores rendimientos, a menores costos, lo que incrementa sus ingresos para satisfacer otras necesidades de bienestar.

Asimismo, TNC ha venido fortaleciendo organizaciones locales y municipalidades a través del desarrollo de planes, políticas y metodologías para la prevención y el combate de incendios forestales, manejo de desechos, manejo seguro de quemas agrícolas, y desarrollo de ecoturismo en atractivos naturales.

Se espera que con estos aportes de TNC y sus socios locales, se superen los retos y se puedan expandir y multiplicar las oportunidades para construir comunidades y territorios resilientes, paisajes sanos cuya población prospere con igualdad, inclusión y bienestar en el largo plazo.