Cuando en mi natal Momostenango hablaban de Dulces Típicos, todo el pueblo pensaba en los “Dulces de la Mamabecha”, mi amada abuelita Bersabé Soto Girón (EPD).
Un relato del Chef Arlhens Quiñonez
Desde niña la recuerdo al llegar siempre del mercado con los más variados ingredientes como la panela y el azúcar. También el papel parafinado para los cartuchos de los chupetes, cocos, manzanillas, higos, camote, coyoles, manías, los colorantes, entre otros; más no los chilacayotes, pues estos fueron siempre cosecha de los abuelos.
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Contrario a lo que se piensa, el COVID-19 puede dejar secuelas durante muchos meses, las cuales imposibilitan la realización de actividades normales como ducharse o caminar.
— EntreCultura (@entreculturatv) November 22, 2021
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Elaboración
Elaborar estos dulces es un ritual, pues debe ser de una forma tradicional, la cual da inicio con el cernido del azúcar para la miel. Luego cortar el papel para los cartuchos de los chupetes y colocarlos en las tablas con agujeros; pelar y cortar la fruta desde un día antes. Después rallar el coco y lo más importante, preparar los fogones en la plancha para colocar los apastes de barro y hacer la miel de los distintos sabores, que se deben menear con la paleta en forma constante; blanquearla con limón, luego sacarla y colocarla en las bandejas, o en una mesa simple para hacer los bocadillos.
Aquellos días sin duda fueron los días más felices de mi vida. Tenía la oportunidad de tomar el cuchillo para ir haciendo los cortes, colocar los bocadillos en las bandejas o ir colocando los chupetes antes de que se enfriara la miel, para luego esperar a que las personas llegaran a comprar sus dulces y aún más en los días de feria; sin olvidar que a los clientes con niños había que regalarles un chupete. Así crecí, admirando el arte de hacer dulces con el ingrediente principal: el amor y dedicación de mi abue.
Con el tiempo conocí a Doña Blanca Beatriz Méndez, en la Ciudad de Quetzaltenango, dueña de “Nostalgias Quetzaltecas”; una caricia ancestral al paladar que debes buscar cuando visites la tierra de la Luna de Xelajú. Doña Blanquita, elabora dulces como: Nuégados, Bocadillos de coco, zapote, manía, alborotos, chilacayote en dulce, frutas de mazapán, naranjas confitadas, cocadas, colochos de Guayaba, bolitas de tamarindo, tartaletas de leche, higos confitados y rellenos de manjar en dulce, canillitas de leche, melcocha simple y con caramelo, por mencionar algo de la amplísima variedad de dulces que elabora con todo esmero; fusionando en Occidente mucho de la tradición de los dulces del Oriente.
Dulces típicos de Oriente, herencia de nuestros abuelos
A pesar de ser de Occidente, viví mucho tiempo en el Oriente, en cuya Capital Centroamericana de la Fe: Esquipulas, Chiquimula, llama la atención que en esta tierra bendita por Dios, entre el folclor de las reliquias de los peregrinos para el Cristo Negro, donde se aprecian artesanías multicolores, como el tradicional sombrero adornado con fibras de paxte teñidas de colores con tecomates y otros adornos, se encuentre una infinidad de dulces tradicionales, no pudiendo faltar las tradicionales canastas de Esquipulas con “colaciones”, o dulces de colación de diversas formas y colores, las que además siempre vienen con un rosario, estampa o recuerdo del Cristo Negro, dulces tan tradicionales en las fiestas de enero.
Así también hay churros, melcochas, plancha, batido con o sin anís, la panela con anís y rosita pitiada, que son “ruedas” hechas con tijera decoradas con vistosos colores entre los que destacan amarillo, rosado, verde, rojo, celeste y naranja, colores que se repiten también en los alborotos, anicillos y caramelos de distintos sabores. La conserva de coco, sea sola o adornada con rosicler, hacen las delicias del visitante en las ventas a la entrada del templo.
La dulcería típica guatemalteca elaborada a base de azúcar, panela, frutas, semillas, colorantes y endulzantes naturales, posee sabores únicos y exquisitos. No importado su región de origen, es gracias a manos artesanas que aún se guarda esta cultura gastronómica ancestral de nuestros abuelos; endulzando el paladar más exigente, así que, luego de visitar al Cristo Negro, no puedes dejar de degustarlos ¿Por qué no? [Redacción: Chef Arlhens Quiñonez. Fotos: Salvador M. Samayoa Godoy – Roberto Broll – Wikipedia]