Nicaragua y Guatemala empataron 0-0, en un deslucido juego realizado en el Estadio Nacional de Managua; condicionado por una intensa lluvia que aparentemente privó a los equipos de presentar su mejor versión.

Aunque el empate entre dos de las selecciones más discretas de Centroamérica no supo a nada, el encuentro mostró los primeros destellos de la denominada “era Vita” por Nicaragua; y un dominio sin premio para Guatemala, que urgía de un resultado favorable para levantar su autoestima.

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A pesar del inconveniente del aguacero, los nicaragüenses, dirigidos por primera vez por el técnico argentino Juan Vita, exhibieron un fútbol más directo; intenso y unido, tal como el de Mar del Plata lo había anunciado.

Por su parte, los guatemaltecos demostraron que incluso en sus horas bajas continúan teniendo un nivel superior a los nicaragüenses.

En el minuto siete, la selección de Guatemala estuvo cerca. Obligó al portero pinolero Denis Espinoza a irse al suelo para detener un disparo de Gerardo Galindo desde media distancia; luego tuvo que estirarse para salvar el remate de Antonio López. No hubo mayor peligro en el resto del encuentro.

Con esa jugada -la mejor del partido-, Espinoza dio la razón al técnico Vita; quien lo sacó del “exilio” luego de siete años de ausencia de la selección nacional, por supuestos amaños de partidos internacionales.

El portero nicaragüense no tuvo una noche placentera frente a Guatemala, aunque tampoco vio mucho peligro, debido a la falta de contundencia de los chapines de cara a la portería.

Nicaragua y Guatemala no pasan del empate

A pesar de la intensidad ofrecida, Nicaragua no logró despegar hasta en los últimos diez minutos del encuentro; sin embargo, Guatemala tampoco estuvo cómoda en el césped artificial de Managua.

Con el refuerzo de cuatro cambios por equipo en el último tramo del partido, este se convirtió en un juego de ida y vuelta, que terminó con un disparo desviado del capitán nicaragüense Juan Barrera en el minuto 92 -ya sin lluvia-.

En las gradas, el bullicio del público parecía un suceso extraordinario tras seis meses de ausencia.

Para cuando el juego acabó, la lluvia había arruinado las mascarillas de los aficionados para evitar la propagación de la pandemia de COVID-19, los presentes habían olvidado el distanciamiento físico, los guatemaltecos seguían en sus horas bajas y la “era Vita” había iniciado.

El defensa guatemalteco José Pinto disputa la pelota con el delantero nicaragüense Henry García. (Foto: EFE)