El presidente Bernardo Arévalo afirmó que su gobierno rescató la prisión de alta seguridad Canadá, conocida como “El Infiernito”, que estuvo por muchos años bajo el control del crimen organizado. Esto se era producto de la corrupción de autoridades penitenciarias y poderosos grupos de reos.
El mandatario, acompañado del titular del Ministerio de Gobernación, Francisco Jiménez, hizo un recorrido para supervisar las obras de reconstrucción del penal.
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“Hemos retomado el control total de la cárcel ‘El Infiernito’. Así damos otro golpe a las estructuras criminales”, expresó.
El presidente Arévalo dijo que la delincuencia floreció, se sentía cómoda, en este recinto de alta seguridad desde donde continuaron sus acciones contra la población.
Citó uno de los casos de corrupción generado en el penal, suscitado ante la falta de acción de autoridades anteriores, por el que 108 guardias penitenciarios fueron denunciados y enfrentarán la justicia por incumplir sus obligaciones y favorecer los ilícitos de los privados de libertad.
Arévalo califica El Infiernito como “La Universidad del Crimen”
“Realmente ellos (los presos, miembros de conocidas pandillas o maras) se habían apropiado del penal. Habían empezado a construir y a reconstruir las zonas de El Infiernito. Se las habían distribuido entre ellos”, dijo Arévalo.
Aseveró que este hecho solo se puede explicar por la corrupción sistemática que se mantuvo a lo largo del tiempo. Con la complacencia de las autoridades penitenciarias de gobiernos anteriores, porque esto no es algo que se haga de la noche a la mañana, esto llevó años.
“Lo que es evidente es que hace años que el Estado había perdido control de este penal, que se había convertido en una universidad del crimen”, agrega.
El presidente Arévalo se refirió así a los ilícitos que han encontrado las autoridades en el recinto, donde los reos abrían las paredes para ocultar dinero, armas, drogas, sin que al parecer los guardias lo notaran.
El ministro Jiménez dijo que en una de las inspecciones de las autoridades, con equipo especializado, descubrieron huecos en paredes de las celdas. En uno de estos escondites se localizó un monto de 284 mil quetzales. Esto evidencia que es un penal absolutamente fuera de control.
Las autoridades constataron la labor que se lleva a cabo y que concluirá en unas semanas, para convertirlo en un verdadero centro carcelario de máxima seguridad, tras recuperarlo de la corrupción sistemática que se registró por largo tiempo y que servirá para internar, en las condiciones adecuadas, a reos de alta peligrosidad.