Con la presencia de más de 20 mil personas, la ciudad de Quetzaltenango vivió uno de sus eventos religiosos más tradicionales y esperados: el traslado de la imagen de la Virgen del Rosario desde su capilla hasta el altar mayor de Catedral Metropolitana de Los Altos.
Este conmovedor recorrido anual se lleva a cabo en los últimos días de septiembre ya lo largo de las décadas ha adquirido un significado profundo para la comunidad local.
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Este emotivo desfile religioso tiene sus raíces en la década de los años 1980, cuando Monseñor Carlos Enrique Yarsebski propuso la iniciativa de llevar a la Virgen en procesión alrededor del parque central de Quetzaltenango. Desde entonces, se ha convertido en una tradición que une a la comunidad, y se invita a los centros educativos a participar en este evento significativo para la fe católica en la región.
Los registros históricos nos remontan a 1818, cuando el Cabildo del Ayuntamiento de Quetzaltenango aprobó la novena y procesión de la Virgen del Rosario como una rogativa ante las posibles erupciones volcánicas que podrían afectar a la ciudad. Desde entonces, esta procesión se ha mantenido como una forma de buscar la protección divina y la intercesión de la Virgen ante los peligros naturales que acechan la región.
#VirgenDelRosario100 | La Asociación de la Virgen del Rosario de Quetzaltenango invita a la población a la Novena en Honor a la Patrona de Guatemala, del 22 al 30 de septiembre.
— Stereo100Noticias (@stereo100xela) September 22, 2023
Via Henry Popá. pic.twitter.com/kYiKM7fqBf
El fervor por la Virgen del Rosario
Uno de los momentos más destacados de esta tradición es la participación de los taxistas del parque central. Durante 49 años, han contribuido a la celebración quemando cohetillos en honor a la patrona de Quetzaltenango.
Para este año, se estima que se invirtieron alrededor de Q7 mil en la compra de ametralladoras y bombas pirotécnicas. Mientras que generosos vecinos donaron cerca de 6 ametralladoras de 50 metros de largo. Esta muestra de devoción y generosidad destaca la importancia que la comunidad le otorga a esta festividad religiosa.
Históricamente, los primeros recorridos de esta procesión se llevaron a cabo en las cercanías de la antigua plaza central de la ciudad. De esa forma marca el inicio de una tradición que perdura hasta nuestros días.
La visita de Juan Pablo II
Sin embargo, hubo ocasiones especiales en las que la imagen de la Virgen trascendió los límites del contorno del parque central. Una de ellas fue el 7 de marzo de 1983, cuando San Juan Pablo II visitó Quetzaltenango. Lo hizo expresamente para coronar a la Virgen del Rosario y regalarle un rosario traído desde el Vaticano. Ese fue un gesto que llenó de emoción a la comunidad católica local.
En resumen, el traslado de la Virgen del Rosario es mucho más que una procesión religiosa. Es un vínculo entre la fe, la historia y la comunidad de Quetzaltenango. Cada año, miles de personas se reúnen para ser parte de esta tradición que ha resistido el paso del tiempo. Además, sigue siendo una manifestación viva de la fe y la devoción en la región.