Decenas de pobladores mayas en Jacaná acompañaron este jueves un entierro masivo para despedir a 61 personas que murieron tras desplazarlas durante el conflicto armado (1960-1996) y que no pudieron identificarlas.

“Hoy despedimos a estas familias con las que nos desplazamos por las montañas durante la guerra”, declaró a EFE Pedro Chávez, representante de una asociación de sobrevivientes del conflicto armado interno, previo a la inhumación en la comunidad ixil de Jacaná, ubicada en el departamento de Quiché, 260 kilómetros al norte de la capital guatemalteca.

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Entre rezos y rostros de tristeza, integrantes de la comunidad llevaron en brazos los féretros de los 61 fallecidos hacia el mausoleo que construyeron para ellos y donde develaron un monumento en su memoria.

“No le tengan miedo al Ejército y si vienen hablamos con ellos. Estoy enojada por lo que nos hicieron”, gritó una anciana originaria de la comunidad durante la marcha hacia el cementerio.

Únicamente identificaron a 3 de las 61 osamentas y entre las víctimas había 26 menores de edad, 21 adultos, dos neonatos y del resto no se pudo determinar su grupo etario, de acuerdo con la Fundación Antropología Forense de Guatemala (FAFG), la cual estuvo a cargo de la exhumación de los cuerpos.

Huyeron y murieron de hambre

“Este grupo de personas había huido de sus comunidades en el centro de Nebaj (Quiché) por constantes ataques del Ejército y se refugiaron en las montañas de San Marcos Chajul, donde fallecieron por falta de alimentos”, explicó a EFE Ricardo Pinto, integrante de la Fundación Antropológica Forense de Guatemala que asistió la exhumación e inhumación de estas osamentas.

“Las pocas siembras que lograban cultivar en las montañas, se las quemaba el Ejército, vivían en una constante huida y con muchas precariedades”, detalló Pinto, quien asegura que esto sucedió durante los primeros años de la década de 1980, durante la fase más sangrienta del conflicto armado interno del país centroamericano.

De acuerdo con Pinto, debido a carencia de suficiente material genético, solo tres víctimas pudieron identificarlas, pero aseguró que continuarán con los procesos de investigación para ubicar a las familias.

En los últimos 30 años, la Fundación Antropológica Forense ha identificado a unas 3 mil 871 víctimas de las más de 250 mil, entre muertos y desaparecidos, que dejó el conflicto armado interno en 36 años, hasta la firma de la paz en 1996.

Jacaná, un pueblo golpeado por la guerra

El pueblo maya Ixil, al que pertenecían las personas que inhumaron, uno de los más golpeados por la guerra interna, y entre 1982 y 1983 unos 1 mil 500 de sus integrantes los masacró el Ejército.

Por esos crímenes, el general Efraín Ríos Montt, jefe del Gobierno de facto de 1982-1983, fue sentenciado por genocidio en 2013. Sin embargo, la Corte de Constitucionalidad, máximo tribunal del país, revocó la sentencia pocos meses después.

De acuerdo con la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), los planes militares del Gobierno de Ríos Montt identificó a la población Ixil como “el enemigo interno”, razón por la que se arrasó con su territorio.

Este año, Zury Ríos Sosa, hija del dictador Ríos Montt, figura entre las candidatas presidenciales con más posibilidades para ganar las elecciones del próximo 25 de junio.