En el Corredor Seco de Guatemala, la agricultura de secano, o la que depende fundamentalmente de la lluvia, que practican especialmente las pequeñas familias productoras, es un mecanismo de subsistencia que ha sido duramente afectado por canículas prolongadas y escasez de lluvia.

A esto se suma la crisis económica generada por la pandemia del COVID-19, que también afecta a las familias de la zona. Impactando principalmente a los agricultores de subsistencia y al sector informal.

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A pesar de los esfuerzos realizados por diferentes sectores para atender a esta población y responder a la crisis, el apoyo aún no es suficiente. Derivado de sus condiciones de vida en infra y subsistencia, muchas familias agricultoras no cuentan con servicios básicos incluyendo la energía eléctrica; lo que ha causado que no puedan participar y recibir la ayuda que ofrecen algunos programas.

Mejores prácticas con el rastrojo

Frente a esta situación, expertos consideran que adoptar mejores prácticas agrícolas que no requieran de inversión económica puede ser la respuesta para los pequeños agricultores. “Ante la crisis, es indispensable que los agricultores busquen soluciones simples y de bajo costo para aumentar la producción en sus cosechas. Una solución muy efectiva es el uso del rastrojo como cobertura de suelos” explica Selvin Jarquín de Cáritas Zacapa.

El rastrojo de maíz son las hojas, tallos y mazorcas que quedan como residuos de la cosecha anterior. Según indica Selvin Jarquín, “en muchas ocasiones, las personas no conocen el valor que el rastrojo puede aportar como cobertura de suelos para incrementar el rendimiento de sus cosechas. Esto a través de la conservación de humedad en el suelo, por lo que es desechado, quemado o utilizado para otros fines”.  Cuando el suelo se cubre con rastrojo durante todo el año, mejora considerablemente su humedad y su calidad, por lo que las cosechas pueden aumentar hasta un 50% en condiciones de sequía de su producción normal, además de que se obtienen cultivos de mejor calidad. Por eso, esta práctica pueda ser una buena solución para mejorar la economía y la seguridad alimentaria de estas familias.

Crisis económica

La crisis económica actual hace que muchas familias agricultoras en el Corredor Seco sean más vulnerables al hambre y a la pobreza, por lo que es importante que los pequeños agricultores puedan tomar las medidas necesarias que les ayuden a evitar la pérdida de su producción, como mantener los suelos cubiertos permanentemente con rastrojo.

Existen programas que ayudan a los agricultores de la zona a adoptar mejores prácticas agrícolas, como el programa Agua y Suelo para la Agricultura -ASA- de Catholic Relief Services -CRS-, el cual enseña a los agricultores prácticas para mejorar la calidad de sus suelos e incrementar el rendimiento de sus cultivos a través de soluciones simples que no representan un costo para los agricultores.

A través de este programa los agricultores pueden recibir acompañamiento y orientación para adoptar mejores prácticas agrícolas que les ayuden a aumentar sus cosechas ante la crisis. El programa también cuenta con un sistema gratuito de llamadas para brindar asistencia técnica de forma remota, a través del número de teléfono 2269-9489.