El cantautor Ricardo Arjona se dejó ver sin filtros anoche en la Gran Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias. Crudo, teatral y magnético, presentó el inicio de su residencia artística en Guatemala, parte de su tour mundial Lo que el Seco no dijo.
Una bailarina solitaria, músicos cómplices y una escenografía que evocaba el esplendor de un cabaré melancólico marcaron el inicio de una noche íntima y poderosa.
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Desde el primer acorde, el público —una marea de voces nacionales y extranjeras— se entregó por completo. Iluso, Gritas y Ella abrieron un repertorio que navegó entre su más reciente álbum, Seco, y los clásicos que han marcado generaciones: Historia de un taxi, Sin daños a terceros, Si el Norte fuera el Sur, Acompáñame a estar solo, Desnuda y El problema, entre otros.
El “Seco”: un alter ego que desnuda verdades
El renombrado Seco, su alter ego más confesional, irrumpió con frases que resonaron como bofetadas de verdad:
“Vengo de una generación donde el bullying nos hacía más fuertes.”
“El mundo se volvió un cabaré.”
“Jamás en la vida escribí para vengarme de lo que me había pasado.”
Entre bromas y recuerdos, Arjona compartió anécdotas de su infancia, de su abuela y de amigos, entrelazándolas con las historias que han dado forma a su obra. Cada pausa, cada palabra, convertía la nostalgia en una conversación viva con su público.
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Un cierre con amor y pertenencia de Ricardo Arjona
La velada culminó con dos himnos que unieron voces y emociones: Mi país y Mujeres. Ambas canciones sonaron como una despedida y una declaración de amor a Guatemala. [Por Narcy Vásquez. Vía DCA]

