Un grupo de poblados establecidos en la zona oeste de las faldas del volcán de Fuego se ampara en la agricultura comunitaria, con tecnología de riego y con protección de las cenizas, para sobreponerse a los estragos económicos y sociales por el coronavirus.

Con una vida de constante incertidumbre ante la presencia del volcán, que el pasado 3 de junio de 2018 arrasó con comunidades de la ladera contigua -al sur-, los comunitarios se defienden de la escasez y del contacto al exterior por el coronavirus con hortalizas diversas protegidas por macrotúneles y riego por goteo.

Lee también: Familias que tienen niños con desnutrición aguda reciben raciones de alimentos

Son las comunidades Las Cruces, Ojo de Agua, Betania y Hermógenes Montellano, de San Pedro Yepocapa, Chimaltenango, ubicadas a unos 45 kilómetros de distancia de la zona cero de la tragedia que dejó el volcán hace dos años en Escuintla.

Evolución de la cosecha en Chimaltenango

Los pobladores de dichas comunidades jamás imaginaron que podrían contar con un sistema de cultivos variados y que los empujaron a evolucionar de los tradicionales monocultivos de maíz o café.

Estas herramientas no solo les han permitido lidiar con el vecino volcán en constante actividad, al menos en la ya normal caída de ceniza cotidiana; sino que han conseguido mantenerse sin contagios al salir menos de casa, evitar acudir al mercado y alimentarse con su propia cosecha. Esto, pese a que uno de los municipios de Chimaltenango -Patzún-, padeció el COVID-19 con el primer caso comunitario en el país.

Ahora, Chimaltenango ha logrado controlar la pandemia, tras un cerco sanitario a Patzún, y suma el 1.48 % del total de contagios en el país, que ascienden en total en todo el territorio a 33 mil 809, con 1 mil 443 fallecidos.

Cosecha comunitaria
Pobladores de San Pedro Yepocapa se apoyan de los macrotúneles para sobrevivir (Foto: EFE).

Viven con el temor de ser enterrados por el volcán

“Da miedo vivir con el volcán aquí; nos va a enterrar”, dice a EFE con una sonrisa Irma Chonay, de 35 años de edad.

Ella camina junto a otras mujeres desde la hortaliza comunitaria al potrero del cual recogen el estiércol de ganado vacuno para alimentar la composta, para obtener el abono de los túneles agrícolas en el poblado Ojo de Agua.

Otras mujeres de la comunidad vecina, Betania, describen ese día -erupción del volcán-, un domingo que iba a ser como cualquier otro. Como “impresionante”, lo recuerda Vilma Quebac, de 38 años.

Ese día “vimos cómo el cielo se cubría de un gris espeso. Aquí -de este lado del volcán- no hubo fallecidos, pero el susto lo tenemos todavía. Ahora estamos más alerta a los retumbos y a las explosiones que saca todos los días”.

Cosecha comunitaria
Los eventos del volcán de Fuego y la pandemia del coronavirus orilló a los pobladores a implementar nuevas formas de cosecha.

FAO y el MAGA pioneros en el programa de cosecha comunitaria

Ahora, con ayuda de la entidad de la ONU para la Alimentación y la Agricultura -FAO, en inglés- y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación -MAGA- cosechan con éxito tomate, pimiento y chile jalapeño orgánicos.

Además de una basta variedad de verduras alrededor de los llamados macrotúneles de cedazo. Mismos que evitan plagas y ceniza. Además, mantienen un clima idóneo para el cultivo.

“Con este proyecto nos ha cambiado bastante la vida, porque ya con esto ayudamos a los esposos”, sostiene Irma Chonay.

Añade: “Hemos aprendido mucho. Antes no sembrábamos nada, ahora podemos hacerlo; sabemos cómo preparar la tierra”.

Además del tomate, jalapeño y pimiento, los demás vecinos cultivan amaranto, remolacha, brócoli, lechuga, cebolla, camote, cilantro y otras verduras más, aprovechando el impulso de los macrotúneles.

Cosecha comunitaria
Una mujer originaria de San Pedro Yepocapa, Chimaltenango, trabaja en la cosecha de verduras en el marotúnel. (Foto: EFE)