La ex primera dama Sandra Torres, arropada por la política tradicional de Guatemala, pretende convertirse en la primera mujer que asuma la presidencia del país. Superando así las derrotas que sufrió en las elecciones de 2015 y 2019.


Es comunicadora de profesión y con una maestría en Políticas Públicas. La candidata del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) ha modificado en estos comicios su discurso habitual adaptado ahora con el fin de atraer el voto conservador.

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La exesposa del ya fallecido Álvaro Colom Caballeros, presidente de Guatemala entre 2008 y 2012 y del que se divorció en 2011, participó en los comicios de 2015 y 2019. En ambas ocasiones llegó a avanzar hasta la segunda vuelta.

Nuevamente con la mirada puesta en la Presidencia, Torres ha desplegado para los comicios de este año una ideología más conservadora. Alejada de un planteamiento izquierdista que la llevó incluso a ser vicepresidenta de la organización Internacional Socialista (IS).

La dirigente política, de 67 años, protagoniza en esta ocasión una campaña con la promesa de programas sociales para los pobres. Y, un rechazo frontal a la diversidad sexual, el aborto y otras políticas consideradas progresistas.

Sandra Torres está acompañada para la vicepresidencia por el pastor evangélico Romeo Guerra. Este logró postularse pese a que la Constitución guatemalteca prohíbe a los líderes religiosos optar por cargos de elección popular.

Sandra Torres busca el voto rural y alianzas regionales

La UNE, el partido de Sandra Torres, se caracteriza por tener el respaldo de poderosos políticos locales en áreas rurales e indígenas.

Es por ello, que en la primera vuelta, celebrada el pasado 25 de junio, la candidata obtuvo 881 mil 592 votos. Esto es el 15 por ciento del total, lo que le valió para acreditarse el primer lugar.

De cara a la cita electoral de este domingo, Torres se ha asegurado alianzas con alcaldes municipales de partidos tradicionales de la política guatemalteca. Se incluyen algunos del partido oficialista Vamos.

En su cuadro cercano de campaña destacan personas que antes pertenecían a formaciones políticas rivales, como Arkel Benitez. Es uno de sus principales asesores y exviceministro de seguridad del Gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2015), actualmente en prisión por corrupción.

Además, Sandra Torres acaba de firmar esta misma semana un pacto con una asociación que aglutina a veteranos militares, cuyos miembros intervinieron en el conflicto armado interno de Guatemala (1960-1996), para obtener su apoyo en la elección a cambio de beneficios que supuestamente les otorgará si llega a la Presidencia.

Uno de los grandes réditos de Torres Casanova es que durante el Gobierno de Colom, como primera dama, puesto en marcha proyectos sociales con entregas de bolsas de alimentos y un bono económico para familias pobres.

El antivoto y dos derrotas consecutivas para Torres

De acuerdo con expertos y opositores políticos, Torres suscita el rechazo del electorado urbano por la imagen autoritaria. Esta que se le atribuye de la época en que fue primera dama y también por un pasado vinculado a casos de financiamiento electoral ilícito.

Precisamente en 2019, Sandra Torres estuvo en prisión cuatro meses por supuestamente haber recibido ilícitamente más de cuarenta millones de quetzales. Esto para su campaña del 2019. Sin embargo, quedó en libertad por un fallo a su favor de la Corte de Constitucionalidad (CC), el máximo tribunal del país.

En la última encuesta realizada por la firma CidGallup, la candidata de la UNE acumula un 54 por ciento de rechazo de los electores. Los votantes vinculan su imagen con la forma más rancia de hacer política en el país.

De hecho, inició sus intentos de ser presidenta en 2011, cuando se divorció de Colom para poder postularse en las elecciones de 2012. Pero la CC consideró que su candidatura incumplía los requisitos que establece la ley electoral.

En 2015, logró participar por primera vez, pero perdió en la segunda vuelta ante el comediante Jimmy Morales. En 2019 corrió la misma suerte cuando la derrotó el actual presidente Alejandro Giammattei.

Según la visión de diversos analistas, como el politólogo independiente Renzo Rosal, Sandra Torres representa “la cara de la continuidad del sistema actual”, pero finalmente serán los 9,3 millones de guatemaltecos están habilitados para emitir su voto en la segunda vuelta electoral este domingo quienes decidirán si es así.