El sexting es un acrónimo de dos palabras en inglés “sex” -sexo- y “texting” -envío de mensajes de texto-. En la actualidad, ya no solo implica el intercambio de mensajes de texto con contenido erótico, pues también considera fotografías, videos y otro tipo de material de índole sexual que pueda ser intercambiado a través de herramientas tecnológicas como redes sociales o aplicaciones de mensajería.
Esta práctica constituye un problema de privacidad. Ya que cuando una imagen sale de un teléfono móvil o de la computadora, se pierde control de ella. No se puede saber cuándo, dónde, o por quién se ha visto. Por eso, los investigadores de ESET, dan a conocer los riesgos asociados y las consideraciones a tomar en cuenta.
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Si bien esta práctica puede afectar a personas en general, los menores de edad son un público bastante vulnerable. Quizás debido a la inocencia a crecer inmersos en una cultura que premia la constante exposición digital, a no saber medir las consecuencias, al desconocimiento de los riesgos o simplemente, por exceso de confianza en el uso de la tecnología, es probable que los riesgos se materialicen.
Independientemente de las razones, existen casos de sexting que terminan de forma desagradable y pueden asociarse con las víctimas de grooming. Es decir, la acción donde un adulto contacta a un menor por Internet para ganar su confianza y amistad. Esto con el fin último de abusar de él de distintas maneras.
Filtración de contenido privado
De igual modo, otra consecuencia indeseada del sexting que infortunadamente se da con frecuencia es la difusión no consentida de imágenes íntimas a través de redes sociales y en sitios de pornografía. En muchos casos quienes reciben la agresión son mujeres; constituyendo un tipo de violencia de género digital que puede llegar a considerarse delito o contravención, según el código penal local.
Existen diversos riesgos asociados a la acción de compartir contenido íntimo con otras personas, desde daños a la reputación de quienes lo practican, chantajes o acoso, hasta afectaciones de mayor gravedad que pueden ser asociadas a delitos, como la tenencia o difusión de imágenes de abuso sexual infantil, cuando la práctica se lleva a cabo con menores de edad.
“Todas las consecuencias derivan de un solo suceso: la filtración del contenido privado. Una vez que la información es compartida, se pierde el control sobre las fotografías o videos, que pueden llegar a ser viralizadas. Pero la filtración no solo se presenta cuando alguna de las partes involucradas comparte la información sin consentimiento; en cualquier instancia de sexting existe el riesgo de que esta sea comprometida mediante otros vectores de ataque: hurto del equipo que almacena los datos, spyware, robo de las credenciales de acceso a plataformas de mensajería o almacenamiento de archivos en la nube, o vulnerabilidades en las aplicaciones y servidores”, explica Denise Giusto Bilic, especialista en seguridad informática de ESET Latinoamérica.
Recomendaciones
- Educarse sobre las prácticas seguras, y no participar en la difusión no consensuada de contenido privado. Concientizar – en especial a los menores – de la peligrosidad de esta práctica, tanto como protagonistas de los contenidos (para valorar si quieren formar parte), como receptores (para que respeten la confianza otorgada, la privacidad e intimidad de la otra persona).
- . Evitar compartir material que permita identificar a las personas involucradas. Procurar no compartir material íntimo donde puedan observarse la cara de las personas o marcas identificatorias, como lunares, tatuajes o manchas de nacimiento.
- Utilizar aplicaciones de mensajería que ofrezcan más opciones de privacidad. En caso de desear realizar sexting, se recomienda utilizar aplicaciones de mensajería que implementen cifrado de extremo a extremo. Que no permitan descargar o reenviar mensajes ni capturar la pantalla, y que posean temporizadores para la autodestrucción de mensajes.
- Eliminar el contenido del chat luego de concluida la práctica. Destruir el contenido compartido mientras se realiza sexting inmediatamente después de concluir la práctica puede minimizar el riesgo de que las fotos y videos se vean comprometidos luego por situaciones de robo de equipos, malware, estafas o vulnerabilidades, entre otros.
- Utilizar redes seguras. Si se planea enviar contenido sensible, siempre se recomienda usar redes privadas con contraseñas robustas y asegurarse de que el firmware del router se encuentra actualizado.
- Proteger los dispositivos. Configurar correctamente los dispositivos y aplicaciones para evitar perder el control de la información que guardan, haciendo un uso correcto de contraseñas de acceso y evitando almacenar la menor cantidad posible de contenidos de riesgo.
Menores de edad
- Facilitar un ambiente de confianza. Para que el menor sea capaz de pedir ayuda y consejo cuando lo necesite, es importante mantener la comunicación familiar acerca de estas problemáticas. Esta confianza ayudará a una resolución rápida de los problemas e incluso a evitar que lleguen a producirse.
- Valorar la edad y madurez necesaria. Debemos considerar si el menor es suficientemente responsable como para utilizar de forma autónoma su propio dispositivo, sin ponerse en riesgo, ni caer en prácticas peligrosas.
Digipadres, es una iniciativa impulsada por ESET que busca acompañar padres y docentes en el cuidado de los niños en Internet con el fin de generar conciencia acerca de riesgos y amenazas en el mundo digital. En este espacio se brindan materiales para el proceso de aprendizaje, diálogo y supervisión con el fin de facilitar los conocimientos necesarios para ayudar a lo más pequeños en el uso de las nuevas tecnologías.