“Las alergias aparecen cuando el sistema inmunológico de una persona considera a ciertas proteínas, llamadas alérgenos, como gérmenes o cuerpos extraños, y reacciona ante dichos alérgenos”, según explican los alergólogos Susana Ranea y Tito Rodríguez.

En muchos países del mundo, cuando la primavera empieza a llegar, se viene una época del año en la que tradicionalmente aumentan las reservas de consultas con especialistas en Alergología y el tráfico en el área de preguntas sobre esta temática.

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Las cuestiones más consultadas por los pacientes están relacionadas principalmente con las interacciones entre medicamentos, contraindicaciones y dosis pediátricas, según puntualizan.

“La alergia es una reacción del sistema inmunológico (defensas naturales), en la que el cuerpo empieza a reaccionar frente a proteínas que, en general, no son por sí mismas dañinas para el organismo”, explica el doctor Rodríguez.

“Dado que los pólenes se producen mayoritariamente en primavera, las alergias son en consecuencia más frecuentes durante esta época del año”, puntualiza.

Plantas y flores primaverales rebosantes de colores y de alérgenos. / PromoFarma.

Los alérgenos, es decir, las sustancias que provocan las reacciones alérgicas, varían dependiendo de la zona geográfica donde vive una persona. También afecta el tipo de vegetación que predomina en dicha parte del mundo, según explican los especialistas.

“Hay zonas donde los ácaros del polvo causan más alergias que el polen, y también hay pólenes en invierno, como el ciprés, que pueden dar más sintomatología en algunas personas que los pólenes de primavera”, señala, por su parte, la alergóloga Ranea.

Añade que “los síntomas más típicos de la alegría respiratoria son estornudos, picor y/o congestión nasal y conjuntivitis, que pueden ir acompañados, a veces, de síntomas como tos, falta de aire, opresión torácica y sibilancias en el pecho”.

Hombre con síntomas respiratorios debido a una alergia. / Freepik

Medidas anti-alérgicas

Los alergólogos Ranea y Rodríguez comparten a continuación algunos consejos y claves a tener en cuenta, para hacer frente a las alergias primaverales. Siempre es recomendable consultar con un especialista en Alergología, que tratará cada caso concreto de manera individualizada.

  1. Los alérgenos, en general, alcanzan su máximo antes del mediodía y se elevan del suelo al aire en los días con viento, mientras que su presencia disminuye con la lluvia y por la noche.
  2. Durante las primeras horas de la mañana y últimas de la tarde, se recomienda disminuir la actividad al aire libre, utilizando protección, gafas de sol y mascarilla FFP2, en caso de efectuarla.
  3. Se aconseja secar la ropa en el interior o usando una máquina secadora. De igual forma cambiarse la ropa al volver de un espacio exterior, después de darse una ducha que incluya el cuero cabelludo y una limpieza interior de las fosas nasales con una solución salina para arrastrar los granos de polen.
  4. La ventilación en el hogar debe ser breve y en horas centrales (a partir de las 10:00 de la mañana), siendo útil y recomendable el uso de sistema purificadores de aire.
  5. Los alérgicos al polen tienen más riesgo de alergias alimentarias a productos como la miel, el propóleo y algunas infusiones, por lo que los llamados ‘antihistamínicos naturales’ a base de plantas. Estos podrían ser peligrosos para estas personas, en algunos casos, concluyen los alergólogos de Doctoralia.
Astenia de primavera: se manifiesta en forma de cansancio. / PromoFarma

La astenia

Por otra parte, la llegada del buen tiempo, con el aumento de horas de exposición al sol y las temperaturas más cálidas, también puede provocar en algunas personas “lo que conocemos como astenia primaveral: un conjunto de síntomas de intensidad leve, transitorios y adaptativos a los estímulos ambientales”, según la farmacéutica Mar Santamaria de PromoFarma (PF).

La astenia se define, en términos médicos y en general, como una “falta o decaimiento de fuerzas y energía. Está caracterizada por apatía, debilidad, fatiga física o ausencia de iniciativa”.

El cambio de estación y, en consecuencia, de la situación climatológica y ambiental que se produce en primavera, “pueden ocasionar pequeñas alteraciones físicas y/o psíquicas”, que encajan en la definición de astenia, según explica Santamaria.

Estas alteraciones se manifiestan en general como “un mayor cansancio e irritabilidad. También en cambios en el apetito y/o en el patrón del sueño de la persona”, puntualiza.

Claves para aliviar la astenia

Mar Santamaria propone a renglón seguido algunas medidas que podemos poner en marcha para aliviar los síntomas de la astenia primaveral. El objetivo es mantener nuestra vitalidad y recuperar la energía.

  1. Es importante asegurarnos de que nuestra dieta incluye alimentos saludables y con alta densidad nutricional. Comer frutas y hortalizas de temporada; huevos, pescado azul y carne blanca. También legumbres; aceite de oliva virgen; semillas, frutos secos sin sal añadida; alimentos integrales y tubérculos; y alimentos fermentados (yogur, kéfir, encurtidos, kimchi).
  2. Evitar el consumo excesivo de café y otras bebidas estimulantes. Esto nos puede llevar a una situación de que empeore aún más el cansancio y el estrés.
  3. Minimizar el consumo de tabaco y alcohol. Estas sustancias nos restan energía, salud y vitalidad, es buen propósito para la primavera y cualquier otra época del año, según Santamaria.
  4. Ejercitarnos, movernos a diario y practicar alguna actividad física agradable, nos hará sentir mucho mejor, añade.
  5. Dedicar demasiadas horas al trabajo y pocas al descanso nocturno. Sucumbir al estrés en detrimento del ocio; o dedicar poco tiempo a las relaciones interpersonales de apoyo, son aspectos de nuestro estilo de vida que nos roban energía día a día, y que podemos revisar y cambiar.