El Barcelona se ha acostumbrado a vivir en la mediocridad europea, a no ser capaz de llevarse una sola alegría cada vez que sale de las fronteras españolas. Ni siquiera cuando es capaz de maniatar por momentos a todo un Manchester United.

Los ‘Diablos Rojos’, con más carácter en el Viejo Continente, ganaron en el Teatro de los Sueños (2-1) y provocan otra temporada de decepción y pesadilla para los azulgranas en Europa.

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Sí, seguirán con la liga encaminada, con unas semifinales de Copa del Rey en el horizonte y con una Supercopa de España ganada, pero el Barcelona es incapaz de quitarse el estigma europeo. Una maldición que se remonta ya a hace siete años, la última vez que fueron campeones de Europa, eso sí, de la mano de Neymar, Luis Suárez y Leo Messi.

Ahora ya no es solo que el Barcelona no tenga a ninguno de esos tres, ni a ningún jugador cerca de la calidad del tridente, es que tampoco compite por la ‘Champions’. Ha bajado varios escalones a una Liga Europa que tampoco le sonríe. El año pasado le bailó el Eintracht de Fráncfort, esta vez, el Manchester United le remontó en casa, con goles de Fred y Antony que voltearon el de Robert Lewandowski, y desembocó otro torrente de decepción.

Y eso que los azulgranas empequeñecieron durante muchos minutos al mejor United de los últimos años. La salida en tromba de los ingleses descarriló cuando Bruno Fernandes cometió un penalti estúpido al agarrar a Alejandro Balde dentro del área.

Lewandowski

Lewandowski, desde los once metros, lanzó un penalti terrible, con la suerte de que De Gea solo pudo tocar la pelota, que esta diera en el palo y se colara. Al United se le fue la inspiración y el Barcelona comenzó a contemporizar y a verse favorito, en una tibia reminiscencia de cuando este equipo devoraba al de Alex Ferguson.

Sintiéndose superior pudo llegar el 0-2, en un error de De Gea con los pies que no aprovechó el Barcelona.

Necesitaron el descanso los ingleses para rearmarse y para cambiar la formación. La salida de Wout Weghorst para que entrara Antony, con el movimiento de Rashford a la punta, desengrasó el ataque del United, que no tardó ni dos minutos en igualar el partido.

En la frontal combinaron Wan-Bissaka y Bruno, que le filtró la pelota a Fred y el brasileño, que dejó en evidencia a Sergi Roberto, marcó.

Esto es Old Trafford. El gol envalentonó a la afición, que se sentía robada por el penalti concedido al Barcelona, y la grada acompañó a los jugadores a la vez que acongojaba al Barcelona, que aún no sabe lidiar con la presión de estos escenarios.

Ten Hag, que vio la oportunidad, metió a un jugador temperamental como Alejandro Garnacho y el argentino estuvo en el corazón del 2-1. Bruno entró por la línea de fondo y dejó a Garnacho con la pelota controlada dentro del área. Su disparo, precipitado, se estampó en un defensa, pero la pelota salió rebotada hacia las inmediaciones de Antony, que no dudó. Enganchó el balón con tal violencia que Ter Stegen no pudo hacer nada.

El Barcelona se resignó, una vez más

Como en Roma, Anfield o el Camp Nou el año pasado. Lewandowski rozó el milagro del empate en el añadido, pero Varane sacó el balón bajo palos, prolongando par el barcelona una pesadilla dramática que no tiene fin.

Europa aún es una asignatura pendiente, una presión que el Barcelona no es capaz de superar. Ni con Xavi ni con nadie.