La testosterona es la hormona responsable de la virilidad y el desarrollo de los órganos sexuales del hombre. Se produce en los testículos y, cuando un niño crece en el útero materno, los andrógenos que él mismo produce inciden en el desarrollo del pene, próstata y testículos.
Esto es lo que les diferencia de la mujer, hasta el punto de que si el nivel de andrógenos fetales es muy bajo o ausente, el niño nacería genéticamente varón pero con ciertas características femeninas.
Durante la pubertad y edad adulta la testosterona es responsable de la producción de esperma, de la respuesta sexual y de la potencia masculina.
En el adolescente varón comienza la excitación sexual, el crecimiento de vellos en las piernas, brazos, la barba y el pubis. Aumenta su masa muscular y se producen las primeras eyaculaciones, incluso, durmiendo. Es el inicio de la virilidad y la consolidación del aparato genital masculino.
Disminución de la testosterona
A medida que pasa el tiempo y los varones envejecen, los niveles de testosterona disminuyen y llegan a una baja en sangre. Es el fenómeno de la andropausia, la pérdida de vigor sexual.
Los síntomas más frecuentes de la bajada de testosterona son fatiga, cansancio, aumento de peso, escaso desarrollo sexo-genital, huesos quebradizos, oligospermia (menor producción de esperma), depresión, disfunción eréctil y disminución del deseo sexual.

Terapia hormonal terapéutica de testosterona
Los especialistas deben hacer un examen completo al paciente, con análisis hemáticos, y estudiar si conviene una aplicación terapéutica de testosterona. Es lo que se denomina terapia hormonal de reemplazo, cuyas dosis han de ser evaluadas por el médico para no provocar serios riesgos.
Se pueden aplicar oralmente, en cápsulas, inyectables, en parches y en gel transdérmico, que se absorbe por la piel. Esta modalidad permite mayor nivel en sangre, a diferencia de los inyectables que producen una subida inmediata, pero luego descienden bruscamente.
La testosterona, como toda hormona, ha de ser aplicada con vigilancia médica, pues de lo contrario puede provocar enfermedades hepáticas y cáncer de próstata.
Su utilización en “sex-shop” o en gimnasios que la venden en compuestos vitamínicos es peligrosa, como todos los anabolizantes sin control. Varias tiendas y la red de Internet ofrecen supuestos productos vigorizantes que entrañan severos riesgos. Algunas clínicas también anuncian tratamientos a base de testosterona y es preciso un control y terapia correctos.

Llegó el tiempo de los exámenes
Con la edad, el varón debe hacerse exámenes sobre sus valores en sangre, y solo un análisis clínico aconsejará la conveniencia de aplicar una terapia hormonal de reemplazo. La próstata y el hígado deben vigilarse para evitar patologías o tumores. Es una zona de alto riesgo si no se previene adecuadamente.
El vigor sexual es algo innato al varón, pero también relacionado directamente con el paso del tiempo. Por ello, no conviene obsesionarse con una disminución del apetito sexual o libido, ya que el sexo es algo también psicológico y existen muchas maneras de disfrutarlo.
Lo mejor es dejarse llevar por la naturaleza y características del propio cuerpo, para contribuir a una mejor salud sexual y un bienestar general del organismo.