El nacimiento del niño Jesús es fuente de inspiración para consolidar la fe y el amor hoy en día, y, a través de las pastorelas, este sagrado acontecimiento se revive año con año en distintas iglesias y casas de nuestro país.
Una de las tradiciones más populares del mes de diciembre en Guatemala es la representación de las pastorelas. Tienen como argumento central las vicisitudes que debe enfrentar un grupo de pastores para arribar a Belén y adorar al Niño Jesús, ante las tentaciones que pone Lucifer.
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Aunque son pocas las parroquias que hoy en día organizan pastorelas, estas no dejan de perder su esencia.
Las pastorelas representan esa lucha entre el bien y el mal, entre el cristianismo y los siete pecados, los falsos dioses. Fue una herramienta que utilizaron los españoles para adoctrinar a los pueblos autóctonos en las primeras décadas de la colonización de la Nueva España y que posteriormente tomó carta de naturalización en los países de Latinoamérica.
La profunda religiosidad que tenían los pueblos nativos fue aprovechada por los conquistadores. En aquel entonces, los indígenas utilizaban una serie de representaciones como un medio frecuente para adorar a sus divinidades. Como el caso de los bailes o danzas, siendo de esta manera que los españoles vieron una manera de facilitar la comprensión de su mitología entre la gente.
Origen de las pastorelas
El origen de las pastorelas se remonta a la época medieval, etapa en la que se les conocía con el nombre de Autos Sacramentales. Tenían como fundamento diversos pasajes bíblicos. Algunos de ellos son los de Adán y Eva en el Paraíso, la Anunciación del Señor o el Domingo de Ramos, entre otros.
Durante el virreinato, las órdenes religiosas aprovecharon la fuerte tradición teatral de la cultura maya, como fue el caso de los jesuitas, llegados en 1572, quienes ejercieron una gran influencia en la educación del pueblo y fueron unos de los mayores promotores de esta manifestación teatral y religiosa.
No existen datos precisos sobre cuál fue la primera pastorela que se haya representado en Guatemala. Sin embargo, para finales del siglo XVII y hasta la actualidad, las pastorelas cambian la forma de contar las historias, sin perder su esencia.
Desde entonces, este género dramático se ha representado en la época navideña en las parroquias guatemaltecas y, a pesar de que ha sufrido indudables transformaciones, aún conserva un contenido y una estructura más o menos permanente, cuyo tema central sigue siendo el nacimiento y la adoración del niño Dios, incorporando algunos personajes nuevos.
En la pastorela tradicional son representados fundamentalmente: los pastores; los demonios; San Miguel, José, María y el Niño Jesús.
Pastorela de la Paz
Una de las pastorelas más conocidas es La Pastorela de la Paz. Esta pastorela se inició en los años sesenta. Se lleva a cabo con el objetivo de transmitir a los niños, padres y público en general, un mensaje espiritual de lo que es la Navidad.
Cuenta la directora de dicha pastorela, la señora Magdalena Castillo Love de Ocano que todo comenzó como una tradición familiar, pero ha llegado a transformarse en una actividad propia del barrio El Zapote, que es vista como una oportunidad para que los niños puedan vivenciar el nacimiento de Cristo. El libreto según cuenta la directora, lo elaboró ella con base en pasajes bíblicos, el que cada año modifica y adecúa según los acontecimientos nacionales.
Esta actividad se lleva a cabo a partir del segundo lunes del mes de diciembre a cargo principalmente de alumnos del colegio Castillo Encantado. Es dirigida por la señora Magdalena Castillo Love de Ocano.
Durante los primeros años, estas dramatizaciones se realizaban con vestimenta de Oriente. Fue a partir de 1974, y debido a que coincidió con el 12 de diciembre (Día de la Virgen de Guadalupe), que la pastorela tomó una identidad más guatemalteca, pues se decidió que todos los participantes vistieran trajes regionales, siempre respetando el diseño original.
En 1985, el coro de la jornada vespertina se integró a la pastorela, sin faltar la marimba, danzas y la utilización de instrumentos mayas.